martes, 22 de febrero de 2011

PASEOS MAÑANEROS I



Fotografía de hace unos años de la entrada a al recinto de el Escuadrón y Banda Municipal junto al Puente de los Franceses. Se pueden apreciar los numerosos restos de impactos y distinguimos una farola de época la Segunda República que que en vez de tener la corona real en la parte superior tiene una corona almenada. Esta farola ha desaparecido. (Click en cualquiera de las imágenes para ampliarla).

LA TAPIA ESTE Y PUERTAS DE LA CASA DE CAMPO

Estimados lectores, hoy vamos a comenzar una nueva sección titulada “Paseos Mañaneros” dedicada al periodismo de investigación, motivados por el fulgurante éxito de programas televisivos de este tipo como Callejeros o Princesas de Barrio. Queremos comenzar haciendo un recorrido por uno de los más entrañables distritos de nuestra querida ciudad de Madrid, el de Moncloa Aravaca. Para este recorrido contamos como invitado con la presencia estelar del diestro Moncloveño, número uno indiscutible del escalafón, que nos acompañará durante el recorrido y nos hará de guía durante el trayecto.

En esta primera crónica viajera vamos a visitar algunos lugares de la Casa de Campo, en busca de los restos de la tapia y las puertas que flanqueaban al parque en la zona que daba al río, la mayor parte ya ha desaparecido. Esta búsqueda tiene su origen en un hilo del mítico Foro del Viejo Madrid centrado en el Palacio de Bofarull al que ustedes pueden acceder pulsando aquí. En alguna de las entradas de este hilo, donde queremos destacar las intervenciones de esos dos inigualables diestros que son Inés y Pepcor, surgió el tema de las puertas de la Casa de Campo, la mayoría de ellas desaparecidas, siendo la última en caer la monumental Puerta del Río. Sin embargo algunos restos observados nos hacen pensar que no hayan desaparecido del todo.

Partimos de la finca La Rosaleda, propiedad de este fenomenal diestro, en busca de esos vestigios y tras atravesar el Parque del Oeste y repostar agua en la Fuente de la Salud de medicinales aguas y uno de los pocos manantiales que se conservan en Madrid, nos dirigimos hacia las instalaciones donde se ubican el Escuadrón y Banda de la Policía Municipal en el Puente de los Franceses, un recinto que pese a su modestia exterior guarda algunos restos de gran interés histórico. En la parte principal de su perímetro vemos que la parcela está delimitada por una artística y antigua verja que posiblemente no nos diga nada, pero que gracias a las aportaciones de ese grandísimo maestro de la guerracivilmaquia y de la historia de la Casa de Campo, que es Luis de Vicente Montoya “Manzanares” ahora sabemos que es la verja que cerraba el perímetro de la mismísima fuente de la Cibeles, monumento madrileño por excelencia, así como la no menos excelente y muy madrileña fuente de Neptuno, como podemos comprobar en infinidad de fotos de época.








En estas imágenes podemos apreciar la verja que rodea el recinto en la actualidad y dos fotos antiguas en las que vemos la misma verja en su ubicación original, en la fuente de la Cibeles en 1906, y en la fuente de Neptuno, protegido de los bombardeos, durante la guerra civil.

Otro vestigio histórico que podemos encontrar en este recinto son las dos columnas que componen el pórtico de entrada al recinto, nos atrevemos a aventurar que estas columnas podían ser alguna de las antiguas puertas de la Casa de Campo, tal vez la de Castilla, en el inicio de la carretera del mismo nombre en el Puente de los Franceses, o bien la de las Moreras, un poco más al sur, donde ahora se encuentra la glorieta del Paseo de Piñoneros. En estos dos pilares podemos distinguir un buen número de impactos de bombas y fusilería, lo que nos ofrece una muestra de la dureza de los combates en esta zona durante la guerra civil.

viernes, 18 de febrero de 2011

CLASE MAGISTRAL

"Moncloveño" (Izda) y "El Universitario" (Dcha) posan ante las cámaras momentos antes de que el segundo impartiera su magistral conferencia sobre la guerra en la Ciudad Universitaria.

CLASE MAGISTRAL

"Ustedes , aficionados, a poco que recuerden, habrán visto muchas veces en las corridas de toros faenas de veinte, treinta, cuarenta pases y el toro cada vez más entero..." "¿Cómo es posible que con esa cantidad de pases aparentemente bellos para la gran parte del publico, el toro no se halla sometido? La respuesta es muy sencilla: lo que ha ocurrido es que el torero ha estado dando pases, y dar pases no es lo mismo que torear".
Domingo Ortega.

Comenzamos esta crónica con un pensamiento del torero manchego Domingo Ortega, uno de los grandes de la tauromaquia del Siglo XX. Muchos de ustedes si ya leyeron nuestra anterior crónica hayan adivinado ya por donde van los tiros.

El pasado jueves pudimos presenciar la faena que realizó el maestro Juan Manuel Riesgo “Cuatro Vientos” en el coso de la Fundación África, faena que se caracterizó por la densidad y reiteración de los pases, así como por una excesiva duración que sorprendentemente no provocó que desde las presidencia se enviaran los avisos reglamentarios. Este miércoles 16 de febrero pudimos contemplar la faena de otro maestro consagrado aunque no se prodigue mucho en sus actuaciones públicas, nos estamos refiriendo a Juan Antonio González Cárceles “El Universitario”. Es este diestro un profundo conocedor de la gerracivilmaquia y de sus secretos, no en vano es un gran estudioso de todo lo relacionado con la fiesta. Son varias las memorables faenas realizadas por este diestro que también ha destacado como organizador de grandes festejos, como aquella ya legendaria exposición en el Conde Duque de Madrid sobre el 75 aniversario de la facultad de Filosofía, por la que cosechó un clamoroso y glorioso triunfo que todavía se comenta con pasión en los corrillos de aficionados. También ha participado en múltiples ponencias, encuentros, publicaciones, congresos, debates, exposiciones y es además creador de una de las páginas más completas y divulgativas de todas las que podemos encontrar en Internet y que ustedes pueden visitar pulsando aquí. Como ven, una primerísima figura que sin ninguna duda ocuparía el primer puesto del escalafón de no ser por la presencia en el mismo de Moncloveño, indiscutible número uno por derecho en este soberano y noble arte.

El pasado miércoles en el monumental coso del Colegio Mayor África, prácticamente abarrotado, tuvimos ocasión de contemplar una tremenda faena, cuajada de todo un arsenal de geniales lances, con la que nos obsequió este sin par diestro. En contraposición a la corrida del pasado jueves, en esta el diestro despachó las tandas precisas, jugando acertadamente con los tiempos y los terrenos, conduciendo al burel de un terreno a otro sin abusar de la muleta, dando los pases precisos para transmitir a los tendidos sin empalagar y colocándolo en suerte con tal precisión y maestría, que ligaba unas tandas con otras manteniendo cautivo al publico, que emocionado contemplaba aquel monumental despliegue de arte. La faena se alargó un poco, bien es cierto, pero fue debido a que el morlaco daba mucho juego y una correcta lidia requería ver como respondía en todos los terrenos, si el maestro no lo hubiera hecho así, los buenos aficionados no se lo hubieran perdonado.


Una de las muchas fotografías que se pudieron contemplar en el trascurso de la conferencia. En esta imagen vemos la facultad de Filosofía y Letras a comienzos de 1937. (Click para ampliar)

sábado, 12 de febrero de 2011

SIETE MIL DOSCIENTOS

SIETE MIL DOSCIENTOS

SIETE MIL DOSCIENTOS señoras y señores. Siete mil doscientos segundos, o lo que es lo mismo ciento veinte minutos, o dos horas si ustedes quieren. Si amigos si, ¡¡¡ DOS HORAS DOS!!!. Ese es el tiempo que duro la faena del maestro Juan Manuel Riesgo “Cuatro Vientos” en el coso de la Fundación Sur el pasado jueves 10 de febrero.

Si hay algo que ha caracterizado las crónicas de SOL Y MOSCAS desde su aparición en los quioscos, eso ha sido su benevolencia y generosidad en las críticas a las faenas de esa caterva de diestros de la gefremaquia que han pasado por nuestras páginas. Pero lo del pasado jueves merece un pequeño y cariñoso tirón de orejas.

Una buena faena no viene determinada por el numero de pases que se den, por dar muchos pases no se realiza una buena lidia, al contrario. ¿Y la ligazón?,¿qué me dicen de la ligazón?, pues tres cuartos de lo mismo, no se puede dar un pase aquí y luego otro allí, ahora en sol, ahora en sombra, una tanda en los medios, cuatro pases sueltos en las afueras, ahora me voy a saludar a los tendidos....y así durante siete mil doscientos segundos. Para cuajar una faena gloriosa y ganar por meritos la puerta grande, con ligar unas cuantas tandas de pases en perfecta ligazón, sobre los terrenos que por su características y encaste precisa el burel, es suficiente, y los tendidos lo saben agradecer. Unas tandas al natural con la mano izquierda, la de los billetes, otras en redondo, con la derecha, algún desplante que enardezca a los tendidos, y una buena estocada, son elementos sobrados para lograr un clamoroso y glorioso triunfo.

El pasado jueves hemos de decir que al maestro “Cuatro Vientos” se le fue la mano. No se pueden estar dos horas dando pases sin ton ni son y abusando de los pases por museinas que va desgranando muchas veces sin venir a cuento. Hay que centrarse en la lidia del tema que se va a tratar sin dar rodeos por lidias ajenas y muchas veces sin una relación aparente y clara con lo que se esta tratando, lo que provoca que no se consiga que la faena transmita a los tendidos, y lo que es peor la apatía y desatención, cuando no manifiesto cabreo, en los aficionados, a parte de una manifiesta incomodidad ya que las gradas de los tendidos, habitualmente de material pétreo como las del pasado jueves o las del Lourdes, no las aguanta durante ese tiempo ni el trasero del admirado John Wayne que tenía callo de la silla de montar. La mayor parte del público que abarrotaba la plaza, en su mayor parte el habitual de las faenas de este maestro, aguanto sentado estoicamente en sus localidades hasta el final de la lidia, aunque hubo algún que otro run-run de desaprobación y algunos grupillos de aficionados ya al final, se dedicaban a mantener encendidas tertulias en los tendidos, ajenos ya a lo que ocurría en el albero.

A destacar la meritoria actuación del peón de confianza de la cuadrilla de “Cuatro Vientos”, el incombustible Pepe “Pasa”, que asistió en todo momento al maestro, aunque ya al final de la faena, no sabía como colocar al morlaco, si mirando a los tendidos, o a los medios, para que el maestro diera el posterior pase, lo que provocó que el diestro tuviera que decirle en varias ocasiones “dale la vuelta Pepe que esta al revés”, sin duda el pobre Pepe ya estaba saturado de tanto mantazo y acabo un tanto desorientado. Aquí hay que dar otro pequeño tirón de orejas a nuestro admirado Juan Manuel Riesgo, si bien es cierto que el toreo clásico tiene su encanto y su romanticismo, no es menos cierto que en los tiempos que corren el público exige nuevos medios y hay que dar paso a las nuevas tecnologías, que además dan realce a la faena. Además esta insistencia le va a acabar dando un disgusto económico al maestro, si en su última aparición en el monumental coso de la Casa de Guadalajara manifestó en la rueda de prensa posterior a la faena que había tenido que desembolsar un buen pellizco de parné para financiar las transparencias, no dudamos que, dada la cantidad de ellas que utilizó, para esta faena haya tenido que hipotecar la plaza de garaje. No quiero ni pensar lo que daría de sí nuestro admirado Pepe manejando un ratón conectado a un portátil, a su vez conectado a un cañón de proyección, en vez de tener que andar dando mantazos con las transparencias.

miércoles, 2 de febrero de 2011

DIARIO DE UN BECARIO

Fotografía de grupo de los asistentes a la ruta. En primer lugar por la izquierda distinguimos a Moncloveño. (Fotografía Capa)


Estimados lectores de SOL Y MOSCAS, les transcribo una primicia recibida en nuestra redacción que por su indudable valor periodístico estoy seguro será de su interés. Se trata de una narración en primera persona de uno de los asistentes a la tradicional ruta de Las Rozas que Gefrema organiza todos los meses de enero, conocida popularmente como "Memorial Amundsen". Me he tomado la libertad de titularlo:

DIARIO DE UN BECARIO
Estimado Florentino Areneros, le escribo postrado en mi dormitorio con más de 39 de fiebre y lo pies en carne viva, pero con la gran satisfacción de saber que he conseguido superar el fielato, con el orgullo de pensar que ya soy uno de ellos. A continuación le adjunto la página de mi diario correspondiente al pasado domingo, día en el que tuve el honor de asistir a mi primera ruta como socio de Gefrema, por si usted la considera de interés y quiere publicarla.

MADRID 30 de Enero de 20011
8:00 a.m. Suena el despertador. Hoy es el gran día, por fin voy a poder asistir a una ruta de Gefrema. Me levanto como un resorte, voy a la cocina a desayunar, los nervios y la ansiedad me impiden comer, me tomo solamente un café.
8:55 a.m. Tomo la línea Circular del Metro, desierto a esas horas, comparto vagón con un joven desvanecido desparramado sobre dos asientos, que presenta todos los síntoma de haber completado ya varias vueltas completas al anillo durante la noche.
9:35. a.m. Me bajo en la estación de Moncloa, siento como un cosquilleo en la espalda, sin duda debido a la emoción del momento. Me dirijo a la dársena 11 a paso rápido, no quisiera llegar tarde. En la distancia distingo algunos corrillos, sin duda son las bravas huestes gefremeras, la piernas me tiemblan. Me confundo entre los presentes sin atreverme a pronunciar palabra. Algunos me observan, sus miradas me pesan. Puedo distinguir entre los presentes a alguno de los míticos componentes de esta benemérita asociación, entre ellos cámara en mano y con su característica gorrilla el que no puede ser otro más que el legendario Bazán, el lider de los “Once de las Rozas”, sus palabras retumban todavía en mis oidos: “Ya sabemos cada año que la Ruta Gefrema de las Rozas es especial y esta muy relacionada con la climatología, pero tiene la virtud de que define muy bien quien es quien y cada uno en GEFREMA”. ¿Daré la talla?. ¿Podré ser uno de ellos?.
10:00 a.m. Nos subimos al autobús, dejo pasar a todos delante, de pronto un amago de pánico se apodera de mi: desobedeciendo las ordenes del Alto Mando no he traído los cuatro euros sueltos. Con más miedo que vergüenza deposito un billete de 20 euros en la bandeja del conductor, cruzando los dedos para que no me obligue a bajarme por falta de moneda fraccionaria. El conductor, con pinta de estibador de Mercamadrid, al ver el billete exclama : “Vaya por Dios..” (momento de pánico) “por fin uno que paga con billete, no sé que voy a hacer hoy con tanta chatarra” (momento de alivio). El conductor me devuelve, después de un rato rebuscando, 13 monedas de euro y 4 de 50 céntimos, y una colección de monedillas diversas que harían feliz a un numismático de las antípodas, me guardo el cambio sin rechistar.


Instantanea de Roald Amundsen en cuyo honor se celebra todos los meses de enero la tradicional y festiva Ruta de las Rozas, tambien conocida como "Memorial Amundsen" en honor de este legendario explorador.

10:15 a.m. Llevamos varios minutos de viaje, Bazán se dirige a los presentes ante la extrañeza de algunos viajeros ajenos a Gefrema que le miran como si se tratara de un extraterrestre. Ya un poco más tranquilo, pero sin atreverme todavía a dirigirme a nadie, intento poner nombre a alguna de las caras, sin duda ese individuo de poblada cabellera rubia, alto, de espigada figura, con buena planta, de agraciada faz y perfecta sonrisa, no puede ser otro que el legendario Moncloveño. Por dos ocasiones intento incorporarme para pedirle un autógrafo, pero la timidez y el respeto me vencen.
10:25 a.m. Nos bajamos del autobús. En la parada se encuentra un numeroso grupo de gente, se intercambian saludos entre todos. El maestro Bazán posa su par de alforjas en el suelo y comienza a repartir unos ciclópeos cuadernos a los asistentes. En vista de que nadie se dirige a mi, me decido a sacar el justificante del ingreso de pago de Caja Madrid y con la mano alzada sujetando el papel, me dirijo a Bazán, el cual me observa de arriba abajo, y me entrega el ansiado tomo de documentación y tras ello pronuncia unas incompresibles y enigmáticas palabras para mí: “Como no viniste a la anterior ruta, no tienes calendario”. Tras un breve momento de perplejidad, una tremenda emoción se apodera de mi persona, el maestro Bazán se ha dirigido a mi personalmente y me ha entregado un impresionante volumen encuadernado de documentación, el cual guardaré como una reliquia toda mi vida. Ahora entiendo a mi abuelita, que tantas veces me ha contado el momento de aquel viaje a Roma con el Inserso, en que el Papa Juan Pablo II les entregó aquella Biblia, y en el que ella sintió una emoción casi mística. Perdóname abuelita por reírme, ahora te comprendo y conozco lo que se siente. Por cierto hace un frío tremendo y cae aguanieve, tal vez haya traído poca ropa.
10:35 a.m. Bazán lanza una encendida arenga a los presentes invocando el Espíritu de los Once de Las Rozas. Comenzamos a andar. Que emoción, mi primera ruta, por fin podré decir a mis amigos que he estado en una ruta de Gefrema. Sigue lloviendo insistentemente, o mejor dicho nevando, no me he traído paraguas, pero da igual, tengo una cazadora Comandante Mandioca autentica por la que me levantaron 70 euros, que vale para cualquier tipo de aventura, además estreno una botas de treking de Heptatlon aptas para todo tipo de terreno y condiciones atmosféricas, que me compré en las rebajas por 39,95 cuando marcaban 80, un caprichito vamos. Sigue nevando
10:55 a.m. Comenzamos a andar por el campo, hace mucho frío y sigue nevando, el terreno es resbaladizo y pegajoso, trato de no manchar las botas nuevas, pero me cuesta seguir el ritmo de esta gente, lo cual me preocupa porque hay una niebla muy espesa y no tengo ni idea de donde estoy ya, si me pierdo es posible que no me encuentren nunca.
11:05 a.m. Ya me da igual mancharme las botas nuevas de barro, para eso están, que leches. Sigo a duras penas la marcha, pero no me atrevo a decir que me esperen, me da cierta vergüenza. Al fondo se divisa un montículo en lo alto de un cerro, hay alguien allí esperando. Nos dirigimos hacia ese lugar, parece que esta gente no sabe andar despacio aunque sea cuesta arriba. Consigo llegar a duras penas, tratando de disimular el jadeo, tengo que demostrar que puedo ser uno de ellos, aunque cada vez me cuesta más andar, mis botas empiezan a transfigurarse en dos pelotas de arcilla, además siento como pinchazos en diferentes partes del pie, talones, laterales, etc,..


El popular y admirado fotógrafo Capa fotografiado durante la ruta con su versatil cámara sumergible. (Foto Moncloveño)