viernes, 22 de julio de 2011

¡¡Y QUE NO ESCARMIENTO…!!


Imagen del monumental coso del Círculo de Bellas Artes en 1926, lugar donde se perpetró el simulacro de corrida con motivo del 75 aniversario del golpe de 1936. Hagan clic en cualquiera de las imágenes para verlas ampliadas en otra pestaña.


¡¡Y QUE NO ESCARMIENTO…!!

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. De ser esto es cierto, algunos debemos ser muy hombres, incluyendo a algunas mujeres, porque llevamos tiempo tropezando sobre la misma piedra (que además suele estar señalizada, incluso con señales luminosas) y está claro que no escarmentamos, aunque nos estampemos una y otra vez contra el duro suelo. Sospecho que el ciclópeo piedro ha de ser de magnetita por la irresistible atracción que sobre alguno de nosotros ejerce.

Hace pocas crónicas traíamos a estas páginas el fiasco de lidia perpetrado en la monumental plaza de la Filmoteca Nacional, donde una desgraciada sucesión de aconteceres impidió a los buenos aficionados ver torear al maestro Carlos García Alix “El Rufián”, que había de enfrentarse a una cuidada selección de ejemplares guerracivileros de diferentes ganaderías, alguno de ellos de excepcional trapío y tremenda arboladura. Ayer, se anunciaba a bombo y platillo un grandioso festejo en el también monumental coso del Círculo de Bellas Artes, en el que torearían “tres grandes historiadores tres” lidiando el tan actual tema del golpe del 18 de julio en su 75 aniversario. Por orden de actuación lidiarían el prolífico Ángel Viñas, Nicolás Sánchez Albornoz y Mirta Núñez Díaz-Balart, el evento estaba organizado por el diario Público.

Todos los presagios eran negativos, incluso la noche anterior tuve una pesadilla que me hizo despertar sobresaltado, en la que una misteriosa e inquietante voz de origen desconocido me repetía “la pieeedra Florentino, la pieeedra….”. A pesar de todo, la irresistible atracción, cuan llamada de Sauron, fue creciendo durante el día y tras la épica etapa del Tour cuya emoción me produjo un desmayo de un par de horas desnucado sobre el sofá, decidí acercarme al festejo, en un temerario e inconsciente alarde de valor.

Una imagen de los abarrotados tendidos.

A pesar de que la ganadería a lidiar prometía y mucho, y de que alguno de los toreros podía destapar el tarro de las esencias aunque solo fuera en una tanda de pases, conociendo el coso y la empresa que organizaba el festejo, así como el hecho de tratarse de toreros mediáticos, todo hacía presagiar por que derroteros discurriría la lidia. En este tipo de eventos siempre queda la última esperanza de que cuando se da la oportunidad a los espectadores de saltar al albero, alguno de ellos deje colocado en suerte el morlaco a alguno de los diestros para que respondan en soberbio quite, algo que desafortunadamente ayer no se produjo.

El añorado maestro Joaquín Vidal se quejaba amargamente de esos aficionados que el denominaba “los Isidros”, es decir esos que solo asisten, abarrotando la plaza principalmente los tendidos de sombra, durante la Feria de San Isidro, sobre todo si los toreros son de los que aparecen en el “papel couché”, durante el resto de la temporada no se les ve por la plaza , independientemente del cartel. Frente a ellos los aficionados de toda la vida, que no se pierden un festejo, los aficionados de sol y andanada, los del pañuelo de cuatro nudos en la cabeza, aquellos dispuestos a no llegar a fin de mes por conseguir una localidad, o a que les pongan a caldo al llegar tarde a casa tras haberse ido a dar vivas al tercio o a Valdepeñas al bar más cercano con los amigotes tras la salida del festejo. Pues bien queridos lectores, el festejo de ayer era propicio para la presencia de los Isidros de la guerracivilmaquia que sin duda abarrotarían todas las localidades. Consciente de ello me encaminé hacia la plaza con media hora de antelación ante el peligro de quedarme sin localidades, lo que conseguí por los pelos.