miércoles, 15 de agosto de 2012

LA SANJURJADA II


Una instantánea del juicio al general Sanjurjo en el que sería condenado a muerte. En primer plano a la izquierda Sanjurjo junto a García de la Herrán, tras ellos el hijo de Sanjurjo y el teniente coronel Esteban Infantes. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

"LA SANJURJADA"
El primer golpe contra la Republica
(Segunda parte)

SEGUNDA PARTE: El 10 de agosto de 1932, hace ahora 80 años, se perpetraba el primer golpe militar contra la Segunda República, que sería conocido como “la Sanjurjada”. La intentona resultó un rotundo fracaso, y a las pocas horas el movimiento había sido completamente neutralizado. Las causas de este fracaso son diversas, desde la heterogeneidad de los implicados, hasta una pésima planificación y coordinación, sin olvidar algunas voces que hablaron directamente de traición. El golpe, que debería haber tenido dimensión nacional, solo tuvo alguna repercusión en Madrid y principalmente en Sevilla, donde el general Sanjurjo consiguió hacerse con el poder local durante unas horas. Este protagonismo haría que Sanjurjo fuera señalado como el principal artífice de este golpe, cuando en realidad era solamente una pieza más en una acción que él ni planificó ni dirigió. Los nombres de muchos de los participantes e instigadores de este golpe fallido nunca saldrían a la luz, y muchos de los implicados en esta acción, incluido el propio Sanjurjo, volverían a probar suerte en el golpe de julio de 1936.

Nuestra crónica anterior estaba dedicada a la génesis y ejecución del golpe militar que tuvo lugar el 10 de agosto de 1932, hace ahora 80m años, que sería conocido como “La Sanjurjada”: Tras realizar una pequeña introducción tomabamos el hilo conductor de lo que dejó registrado en sus diarios Manuel Azaña, presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra en el momento de producirse el golpe, un testigo y protagonista de excepción de aquellos acontecimientos. Terminábamos nuestro relato en la madrugada del 9 al 10 de agosto, se había producido un intento fallido de asaltar el Palacio de Buenavista, residencia de Azaña, así como del Palacio de Comunicaciones, por parte de los golpistas que inicialmente habían sido reducidos. Por otro lado se recibían noticias contradictorias desde Sevilla, donde se sospecha se encuentra el general Sanjurjo dispuesto a sublevar la plaza. Azaña habla por teléfono con el general González, al mando de la División de Sevilla, al cual emplaza para que localice y neutralice a Sanjurjo.

MADRUGADA DEL 10 DE AGOSTO

«No había salido yo del despacho de Saravia desde donde hablé con el general, cuando llamaron de Sevilla. El telegrafista de la División le dijo a Saravia que Sanjurjo estaba allí con el general. Saravia le dijo que le pusieran en comunicación con él; pero rectificó y el que estaba con el general era un ayudante de Sanjurjo. De esto deduje que mientras hablaba yo con González, el ayudante de Sanjurjo estaba todavía allí. Saravia entonces le dice:
-¡Pues que se ponga al aparato el ayudante del general Sanjurjo!
Quien se puso al aparato fue el propio general González. Le dijo a Saravia que Sanjurjo se había sublevado. (Por lo visto, a mi me lo quiso decir con más rodeos).
-¿Y usted que hace ahí?
-Todas las fuerzas están con Sanjurjo. No podré hacer nada.
Entonces tomé yo el teléfono: “General, aquí el ministro. Cumpla usted con su deber, aunque le cueste la cabeza. Detenga a Sanjurjo y reduzca a los rebeldes. Dentro de media hora me da usted cuenta de haberlo hecho”. Colgué el teléfono. “Este hombre –le dije a Saravia- no sirve para nada. O tiene miedo o está vendido. Es inútil”.»


Tras hacerse con el control de Sevilla Sanjurjo pasearía por sus calles. En esta fotografía distinguimos de izquierda a derecha a Justo Sanjurjo, hijo del general, Sanjurjo, el teniente coronel de la Guardia Civil señor Varea y el general García de la Herran mientras pasean por Sevilla. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Pese a las noticias que llegan de Sevilla, Azaña está contento con el desarrollo de los acontecimientos, el haber neutralizado la acción en Madrid da muchas garantías de controlar el resto. Sin embargo según discurre la noche comienzan a llegar inquietantes noticias: en el regimiento 31(Cuartel de la Montaña) ocurre algo anormal, también dicen haber visto un regimiento formado en la Castellana, pero tras enviar varios emisarios todo parece continuar en la más absoluta tranquilidad. De repente comienza nuevamente el tiroteo por la parte de Cibeles, desde el Ministerio se responde. Azaña lo narra así:

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

«El tiroteo era muy intenso. Resonaban los disparos en la noche, como una operación siniestra, bárbara, pero más me sonaban a mí en el alma. El ruido de la fusilería me hacía pensar en el odio, en la brutalidad que la desencadenaba. Al ministerio llegaban muchos balazos. Percibíamos muy bien el chasquido cuando daban en la piedra. ¿Quién tira? ¿Es el regimiento que han creido ver en la Castellana? No se sabe. El fuego ha durado media hora. Desde el balcón oigo al comandante Fernández Navarro gritar ¡Alto el fuego! Pero la tropa tarda en obedecerle. Ya clarea.

Escribo esta nota, el cielo está blanco. Veo la mole del Banco, bañada en luz fría. Hay un gran silencio. Bajo los árboles del jardín, más oscuro, soldados. En la calle Alcalá aúlla un herido. Entra el fresco por el balcón; y no se oye nada más. Teléfono. Me interrumpen.


Algunos de los asaltante del Palacio de Comunicaciones que fueron detenidos en el momento de ser conducidos a prisión. El primero de ellos en el coche lo hemos podido identificar, gracias a la ayuda de Inés Tremis, como el comandante de Infantería Juan de Ozaeta Guerra (con barba). (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Avisan de Alcalá que los dos regimientos de caballería se han sublevado y vienen sobre Madrid. Lo ha comunicado el alcalde, que los ha visto salir. Trasladan el aviso desde Gobernación. Bueno –le he dicho a Cipriano- esto se pone serio.

Nonos dice a que hora han salido, pero como la carretera está asfaltada no podrán venir corriendo, y tendremos tiempo de hacer lo necesario. Saravia llama al cuartel de artillería de Vicálvaro.

El jefe de Vicálvaro recibe recibe la orden de sacar dos baterías a la carretera e impedir el paso de la fuerza que venga de Alcalá. Todavía unos tiros por la calle de Prim o la del Barquillo, no sé bien.

Casares me cuenta desde Gobernación detalles de la sublevación de Sevilla. Llamo al general González y el hombre habla por teléfono completamente desmoralizado. No sabe nada, no puede hacer nada. Le cuento lo que sé de lo que ocurre en Sevilla, y después de oirme, exclama, no sé si con cinismo o con imbecilidad: “¡Arrea!”. (Esta exclamación es de un héroe). El general parecía resignado, o aparentaba resignarse a lo que quisieran hacer de él los sublevados. (Pasaba por ser enérgico. Le apodan “el Perro”. Es viejo y recién casado).

Dicen de Vicálvaro que los sublevados de Alcalá no eran los dos regimientos, sino una fuerza que no llegaría a un escuadrón. Y que se han vuelto al cuartel, no siendo ya necesario sacar la artillería. Telefoneamos a Getafe y al campamento. No ha ocurrido novedad.


Imagen publicada en la prensa del paso a nivel donde las tropas sublevadas de Alcalá dieron media vuelta y regresaron a sus cuarteles. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

A las siete de la mañana del día 10

Todo sigue en calma. De provincias no hay más novedades que lo de Sevilla. De Madrid empiezo a recibir informaciones más precisas. Los que han atacado por la Cibeles y Recoletos eran, además de jefes y oficiales retirados, unos soldados y clases del Depósito de Remonta de Tetuán, con algunos de sus oficiales. Este grupo de gentes era sin duda el “regimiento” que algunos creyeron ver en la Castellana. Hasta ahora sabemos que ha habido en Madrid diez o doce muertos, y unos noventa presos, entre ellos el general Fernández Pérez, que al huir entró por el balcón de un piso bajo de Recoletos, que estaba abierto, y al encontrarse con las señoras de la casa, que asustadas por el ruido de los disparos se habían levantado, les dijo: “Soy un invicto general perseguido…”. Y una porción de tonterías más. Parece que entre los atacantes del ministerio estaba Cavalcanti. La intentona de sacar el regimiento 31 les ha fallado, en mucha parte por la serenidad y lealtad de dos sargentos. Hemos estado asediados hora y media; pero yo no acabo de comprender su plan, a no ser que contaran con alguien dentro del ministerio para abrirles una puerta, o que creyesen que toda la guarnición de Madrid iba a venir sobre nosotros. Ya ha empezado a venir gente a ofrecerse, a protestar, a “hacerse presente”».

Dos de los fallecidos en los enfrentamientos que tuvieron lugar al intentar asaltar los golpistas el Palacio de Comunicaciones en Cibeles. En la imagen superior vemos el cadáver de uno de los soldados del cuartel de la Remonta en Bravo Murillo que fueron obligados a tomar parte en la intentona, observen el cinturón para que se hagan una idea de cual era la situación de la tropa en aquellos años. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Tras la agitada madrugada la calma vuelve a Madrid, muchas personalidades y casi todos los ministros llegan a Buenavista, el presidente Alcalá Zamora regresa de sus vacaciones en La Granja. Por su parte Azaña se prepara para restablecer la normalidad en Sevilla:

«…Voy a acometerlos por tierra, por aire y por agua. Ya he hablado con Marina para que una escuadrilla de torpederos remonte el Guadalquivir, también me suministra Marina unos hidroaviones. He dado a Sandino el mando de una escuadrilla de aviones, que saldrá hoy por la mañana de Cuatro Vientos, sobre Sevilla…. He enviado órdenes a Valencia, Alicante, Cádiz, Algeciras y Ceuta, para que hoy mismo se pongan en marcha, antes del mediodía, diversas fuerzas. De Madrid saldrán otras. Mañana estarán concentrados en Córdoba 14 batallones y 48 piezas de artillería. El paso a Madrid se les cortará, por mucho empuje que tengan. Y le he dicho también a Ruiz Fornells que, sacándolos de Asturias, León, Zamora y Valladolid, concentre otros ocho o diez batallones en Extremadura, por si se les ocurre seguir otro camino, y en todo caso, para cortarles el de Portugal. Doy el mando de las fuerzas que van sobre Sevilla a Ruiz Trillo, que no es un Belisario, ciertamente, pero que cumplirá lo que se le ordene. Y se han tomado todas las disposiciones para aislar totalmente a Sevilla, y que se cuezan en su salsa».

Tras conocerse la situación en Sevilla, desde Madrid y otros puntos de España se enviaron tropas para sofocar la rebelión. En la imagen vemos un tren en la estación de Atocha preparado para partir hacia Sevilla. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Después de cursar las órdenes oportunas, Azaña se prepara para vivir un día “normal” cumpliendo con todos sus compromisos, incluyendo un consejo de ministros y una visita vespertina a las Cortes. Tras ello su relato se centra nuevamente en lo que sucede en Sevilla:

«El aislamiento de Sevilla es absoluto. Nosotros conservamos un hilo que los sublevados no conocen, y tenemos noticias, aunque vagas y con algunas dificultades. La inacción de Sanjurjo me llena de asombro. ¿A qué espera? Yo suponía que hoy mismo, por la mañana, se pondría en movimiento para ocupar antes que nosotros los pasos del río, y abrirse camino hacia Madrid. No hace nada. Es un disparate, y eso prueba lo que valen estas gentes. Yo, en su caso, habría sacado en el acto de Sevilla la guarnición sublevada, y me la habría llevado al campo, iniciando una operación para marchar sobre Madrid. Es absurdo tener un día entero quieta a una guarnición sublevada, dentro de la misma población. Se desmoralizará y acobardará en seguida. Poniéndola en marcha, ya sería otra cosa. Sanjurjo ha podido ocupar Córdoba antes que nosotros, y habríamos tenido que concentrar en Alcázar de San Juan. La impresión habría sido grande, y algunos “comprometidos” que no han hecho nada, quizás le habrían secundado. En fin siempre hay que contar con los disparates del enemigo, y aprovecharlos.

Sanjurjo optó por contemporizar en vez de tomar la iniciativa, lo que seguramente impidió que aprovechara el factor sorpresa de la acción. En la fotografía vemos fuerzas de caballería en una calle Sevilla a la espera de órdenes. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Ya de noche recibo confusas noticias de Sevilla. Unos informes dicen que los sublevados inician unos movimientos sobre Zafra. ¿Es que se van a Portugal? Pero otros aseguran, con más visos de certeza, que sobre la línea férrea de Córdoba se han visto algunas gentes de Sevilla, que se disponían a cortar un puente. Si es así, no tienen propósito de avanzar ellos, sino de impedir que lleguen los nuestros.

Ruiz Trillo me ha hablado por teléfono desde varias estaciones del camino. La aviación esta posada en Daimiel, esperando la orden para actuar sobre Sevilla al amnecer de mañana. La fuerza de Cádiz también en marcha. Toda la infantería y artillería que sacamos de Madrid está en viaje. El público la ha despedido con estusiasmo.

Me dicen de Sevilla que lo ocurrido en las Cortes esta tarde ha producido mucha impresión y ha desconcertado a Sanjurjo. Que no se haya desmoronado nada ni caiga el Gobierno ni se cierre el Parlamento, les maravilla. Estaban habituados a otra cosa».


El intento golpista fallido sirvió para fortalecer la imagen del gobierno al que quería destituir. En toda España se produjeron innumerables manifestaciones de apoyo al gobierno y a la República. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

11 DE AGOSTO

Sanjurjo, sin duda ya viendo lo precario de su situación, intenta contactar de madrugada con Azaña, el cual se niega a contestarle, según Saravia solo tratan de ganar tiempo. Mas tarde:

A las tres de la mañana.

«Viene el general subsecretario a decirme que acaba de hablar por el telégrafo con el general González. Le comunica que se ha restablecido la normalidad en Sevilla, que ha vuelto a encargarse del mando y que el general Sanjurjo ha huido hacia Portugal. Todo se ha acabado. Le digo al subsecretario que suspenda los envíos de tropas. Vámonos a dormir , que es hora.»

La situación en Sevilla estaba nuevamente bajo control tras poco más de 24 horas de incertidumbre. El golpe había sido un rotundo fracaso.

Sanjurjo había llegado a Sevilla la noche Anterior acompañado por su ayudante, el teniente coronel Esteban Infantes y por su hijo Justo Sanjurjo, capitán de aviación. En la capital andaluza se reunió con el general García de la Herran y otros militares comprometidos en la acción. Los sublevados se hicieron con el control de la situación, deteniendo tanto al gobernador civil, como al militar y al alcalde de la ciudad. A continuación se proclamó el “estado de guerra”:

Tras controlar la situación, Sanjurjo decretaría en estado de guerra en Sevilla. Se redactaría una proclama que sería leida en diversos puntos de la ciudad. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Pese al éxito de la acción, Sanjurjo se quedaría solo y aislado del resto de España. La rápida respuesta del gobierno había terminado con el poco margen de maniobra que tenía, aunque seguramente la inacción de Sanjurjo también pudiera estar motivada por la creencia de que en el resto del país también había triunfado el golpe. Sea como fuere, a Sanjurjo no le quedo más remedio que tirar la toalla, e intentó huir hacia Portugal siendo detenido en Huelva.

Tras ser detenido, Sanjurjo sería trasladado a Madrid. En la imagen vemos el momento de su llegada a la Dirección General de Seguridad, alguien del público le grita ¡¡Criminal!! y Sanjurjo se revuelve contra las personas que le increpaban. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Tras su detención fue inmediatamente trasladado a Madrid, donde le esperaba, al igual que a sus compañeros de aventura un juicio sumarísimo en el que se enfrentarían a las máximas penas, incluida la capital. La aplicación o no de la pena capital a Sanjurjo despertó desde el momento de su detención un encendido debate en todo el país, entre los que eran partidarios y los que, aportando diferentes razones, se oponían.

Manuel Azaña va desgranando en sus diarios diferentes detalles que llegan a sus oídos sobre lo ocurrido durante el golpe, como los nombres de posibles implicados, etc… Así el día 20 de agosto deja anotadas en su diario las siguientes confidencias:

Fotografía de los magistrados que juzgaron a Sanjurjo y sus más directos colaboradores. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

20 DE AGOSTO

«Sanjurjo, en Sevila, cuando se creyó triunfante exclamaba: “Lo que voy a reirme de Queipo de Llano”. El pobre de Queipo no sale de su asombro, ya que tenía mucha estimación por “Pepe”.
……
Lerroux ha hecho a los periódicos unas declaraciones asombrosas: dice que Sanjurjo le invitó a tomar parte en la conspiración, y que él se negó.
Por su lado, Matres, que fue secretario de Sanjurjo, ha declarado que Lerroux rogó a los conjurados que no hiciesen nada hasta que él pronunciase su discurso en Zaragoza.
Y uno se pregunta si Lerroux es un bruto, un loco o un malvado; o las tres cosas juntas. ¿Quería detener un pronunciamiento anticipándose a derribar al Gobierno para satisfacer así a los generales? A eso lo llamó Lerroux prestar un servicio a la República.»


23 DE AGOSTO

«Cuando volví de la estación, Saravia me entregó un telegrama cifrado que el telegrafista de Sevilla ha encontrado “sospechoso”. Es del coronel Aranda, jefe de Estado Mayor del general Ruiz Trillo en Sevilla, al jefe superior de las fuerzas militares de Marruecos. Va en clave especial, sin otra indicación. El telegrafista pidió instrucciones, y se le dijo que lo remitiera aquí, suspendiendo el curso hasta nueva orden.

Descifrado el despacho podría ser que Aranda resulte comprometido en algún asunto político. Se dio orden de que cursaran el telegrama, para saber quien lo recibía y quienes contestaban. Aunque el general reside en Ceuta, el telegrama va puesto a Tetuán, sin duda para que en su Estado Mayor lo lean, y él no. En efecto, pocas horas después hemos recibido la respuesta, interceptada en Sevilla. Es de Martin Prats, hermano del jefe de la base de Tablada, cómplice de Sanjurjo. He llamado por telegrafo a los dos sujetos y mañana iran a prisiones y ante el juez.»


Como vemos, los movimientos dentro del estamento militar continúan, incluso se sospecha de nuevas intentonas en Zaragoza, Valladolid y Madrid. Mientras tanto el Juicio contra Sanjurjo continua, el día 25 de agosto Mariano Gómez, Presidente de la Sala 6ª del Supremo, se pone en contacto con Azaña para comunicarle el veredicto: Sanjurjo ha sido condenado a muerte. Nuevamente surge la polémica entre los partidarios del indulto y los que están a favor de que se ejecute la sentencia. Entre las personas partidarias de que se indulte a Sanjurjo se encuentra la madre de Fermín Galán, ejecutado tras la intentona de Jaca, que visita al presidente de la República en el Palacio de Oriente para solicitar el indulto para Sanjurjo.

Tras conocerse la sentencia fueron muchas las voces que pidieron que Sanjurjo fuera indultado y no se ejecutara la pena de muerte a la que fue condenado. En esta fotografía vemos a la madre de Fermín Galán, ejecutado tras la sublevación de Jaca, acompañada de su hijo José María, abandonando el Palacio Nacional (Palacio Real) tras solicitar el indulto al Presidente de la República. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Azaña cita a los ministros a las diez y media para tratar el tema del indulto de manera urgente:

25 DE AGOSTO

«Entramos en la cuestión de fondo, e invité a los ministros a que diesen su parecer. Prieto, por sí y por los otros dos ministros socialistas, votó por el indulto. Domingo, por sí y por Albornoz, votó lo mismo. Casares, con gran firmeza, votó porque se cumpliese la sentencia. Los demás votaron por el indulto. Todos han razonado su opinión largamente. Casares funda la suya en que el indulto rompe la firmeza del Gobierno, alienta a los conspiradores, y nos impide ser rigurosos con los extremistas.

El abogado de Sanjurjo, José Bergamín, junto a su defendido Sanjurjo. Según el pie de foto en el momento de comunicarle la sentencia. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Voté yo el último, a favor del indulto. He considerado el asunto como un caso político, en el que debe hacerse lo más útil a la República. Fusilar a Sanjurjo nos obligaría después a fusilar a otros seis u ocho que están incursos en la misma pena, y a los de Castilblanco. Serían demasiados cadáveres en el camino de la República.Hay que desacreditar los pronunciamientos, por su propio fracaso y por el descrédito de sus autores. Fusilando a Sanjurjo haríamos de él un mártir, y fundaríamos, sin quererlo, la religión de su heroísmo y su caballerosidad. Fusilando a Sanjurjo, iríamos hoy a favor de la corriente, pero se nos volvería contraria a los pocos días, a las pocas horas; los mismos que piden ahora su muerte, lo sentirían después. La monarquía cometió el disparate de fusilar a Galán y García Hernández, disparate que influyó no poco en la caida del trono; procuremos no incurrir en un yerro análogo. Se ha de acabar con la historia de los levantamientos y los fusilamientos, haciendo ver que esas acciones no producen ni gloria. Más ejemplar escarmiento es Sanjurjo fracasado, vivo en presidio, que Sanjurjo glorificado, muerto».

Sanjurjo sería encarcelado en el penal de El Dueso y posteriormente en el del Puerto de Santa María. En las elecciones de 1934 una coalición de partidos conservadores se haría con el poder, Azaña pasaría a la oposición y Sanjurjo saldría de España para exiliarse en Portugal. Dos años más tarde, en febrero de 1936, el Frente Popular ganaría las elecciones, Azaña regresaría al Gobierno y posteriormente sería nombrado Presidente de la República. Sanjurjo, desde su exilio en Estoril, sería la cabeza visible de un nuevo golpe que desde Pamplona organizaba el general Mola . Este golpe, pese a estar mejor organizado que el del 32 fracasaría también al no conseguir alcanzar todos sus objetivos y acabaría desencadenando la Guerra Civil. El general Sanjurjo moriría el 20 de Julio de 1936, cuando la avioneta con la que se dirigía a España para ponerse al frente del movimiento sedicioso, se estrellaba instantes después de despegar. Ese mismo día fallecería también su compañero de aventuras, el general García de la Herran, en los enfrentamientos entre sublevados y leales a la República que tuvieron lugar en Campamento, Madrid.

José Sanjurjo sería la cabeza visible del fallido golpe militar de julio de 1936 que acabaría desencadenando la Guerra Civil. Esta fotografía es la última en la que el general Sanjurjo aparece con vida, y fue tomada momentos antes de que se estrellara al despegar el avión (a su espalda) en el que debía viajar hacia España para ponerse al frente de la sublevación. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Aquí terminamos esta crónica doble dedicada a la Sanjurjada, un episodio histórico que podría dar para llenar páginas y páginas y del que todavía seguramente quede mucho por descubrir. La rápida neutralización del movimiento, así como la escasez de acontecimientos reseñables, hacen que no se le de la debida importancia a una acción que pudo haber cambiado el rumbo de la Historia. Muchos de los que apoyaron este primer golpe contra la República, también apoyarían el de julio de 1936, lo que pone en cuestión muchas teorías sobre el inicio de la Guerra Civil, así como los motivos que llevaron a diversos protagonistas a apoyar la sublevación del 36. Los golpistas aprendieron de sus errores del 32 y prepararon más a conciencia el golpe de julio de 1936 para no volver a cometerlos. Pero siempre nos quedará la duda de si el golpe del 32 no pudo influir en la manera de tratar el golpe del 36 por parte de Azaña y de Casares Quiroga, nuevamente en cargos directos de responsabilidad al producirse el golpe, al igual que en la noche del 10 de agosto del 32.

Se ha hablado mucho de la inactividad de Casares ante un golpe del 36, un golpe que parecía pregonado, incluso se le atribuye una frase en la que manifestaba a preguntas sobre los rumores del levantamiento, que esa noche se iría a dormir tranquilamente a su cama. ¿Consideraban Azaña y Casares que al igual que el 32 podrían controlar rápidamente la situación? ¿Dejaron hacer a los sublevados convencidos que una vez producido el golpe lo neutralizarían con facilidad? En una frase: ¿Se confiaron Casares y Azaña pensando que estaban en un escenario similar al de agosto del 32? Nunca lo sabremos.

Con esta crónica finalizamos esta temporada en Sol y Moscas. Tras un paréntesis estival, retomaremos nuestra actividad en septiembre (eso esperamos), con nuevas crónicas sobre el apasionante mundo de la guerracivilmaquia, entre ellas la prometida sobre el Norte del Burgos y el Valle de Tobalina, que por problemas de agenda, a lo que hay que sumar la huelga salvaje de tipógrafos, ha quedado a medio componer en nuestras rotativas. Que disfruten del verano y hasta pronto.

Florentino Areneros.


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