lunes, 20 de octubre de 2014

OCTUBRE 1934


Miembros de la Guardia de Asalto cachean a transeúntes en la glorieta de Cuatro Caminos de Madrid durante los sucesos de la huelga general revolucionaria de octubre de 1934. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)
REVOLUCIÓN DE OCTUBRE 1934
CONFERENCIA-DEBATE
80 Aniversario

Este mes se cumple el 80 aniversario de uno de los episodios más controvertidos que tuvieron lugar durante la corta existencia de la II República Española como fue la huelga revolucionaria de Octubre de 1934. Con este motivo la asociación GEFREMA (Grupo de Estudios del Frente de Madrid) organiza una conferencia-debate en la que participarán los historiadores Sandra Souto Kustrín y Luis Eugenio Togores Sanchez, dos expertos que han estudiado en profundidad aquellos transcendentales acontecimientos desde perspectivas diferentes. (Al final de la crónica encontrarán toda la información referente a esta interesante conferencia).

Tras la victoria de los partidos de la derecha en las elecciones de noviembre de 1933, donde la CEDA de Gil Robles había sido el partido más votado, amplios sectores de las fuerzas de izquierda temieron que se produjera una involución en la esperanza de cambio que supuso la proclamación de la República. Un temor que se vio acrecentado cuando el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, indica a Lerroux que nombre tras ministros de la CEDA en el nuevo gabinete. La entrada de miembros de este partido en el gobierno, es entendida por muchos como un ataque a la propia República, ya que consideran que la CEDA es contraria a la existencia de la misma. Para muchos la solución más acertada hubiera sido la convocatoria de nuevas elecciones tras la crisis del anterior gobierno.

Imagen del nuevo gobierno presidido por Lerroux formado el 5 octubre de 1934 en el que por primera vez entraron miembros de la CEDA. Esa misma madrugada se convocaría la huelga. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

La situación internacional tampoco ayudaba, Mussolini llevaba años en el poder en Italia, Hitler se había hecho con el poder absoluto en Alemania pocos meses antes tras neutralizar de manera contundente la oposición política y sindical, y en Austria el canciller Dollfuss había reprimido duramente utilizando el ejército a los obreros de Viena que se oponían a su proyecto de prohibición de los partidos políticos y un duro recorte de libertades. Todo ello sin olvidar que Gil Robles en muchas ocasiones se había declarado admirador de Dolfuss y Mussolini.

El malestar será liderado por el PSOE y por la UGT, ambos controlados por Francisco Largo Caballero, que en ese momento compatibilizaba los cargos de presidente del PSOE y secretario general de la UGT. Se comienza a organizar una huelga general revolucionaria a nivel nacional, que irá acompañada de un movimiento insurreccional armado, en el que los organizadores esperan contar con el apoyo de otras fuerzas, especialmente la CNT el otro gran sindicato nacional, que finalmente se abstendría de apoyar la huelga, excepto en Asturias. El detonante se producirá el 4 de octubre de 1934, cuando se anuncia la composición del nuevo gobierno, con el nombramiento de tres ministros de la CEDA. Inmediatamente la huelga se convoca a partir de la medianoche del día 5.

Fuerzas de la Guardia Civil patrullan por la calle Bravo Murillo en la madrileña barriada de Tetuán. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

El apoyo a la huelga es desigual en diferentes puntos, y pese al relativo éxito inicial en muchos lugares donde el apoyo fue masivo como en el País Vasco o Madrid, el gobierno va tomando el control de la situación y sofocando los diferentes episodios armados que se van a producir en diferentes lugares. El esperado apoyo de algunos sectores del ejército a la huelga, especialmente de los suboficiales y tropa, no se produciría nunca. A los pocos días ya se intuía que la huelga estaba condenada al fracaso. Solamente en dos lugares la balanza parece inclinarse del lado de los huelguistas: Cataluña y Asturias.

Soldados de reemplazo ocupan las cocheras de tranvías en Madrid. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

En Cataluña el Presidente de la Generalitat Lluís Companys, de Esquerra Republicana de Cataluña, proclama en la noche del 6 al 7 de octubre el Estado Catalán, que quedaría integrado dentro de una República Federal Española. La respuesta del gobierno central no se hace esperar y se declara el estado de guerra en Cataluña. El ejército, al mando del general Batet, interviene de forma inmediata y sofoca la rebelión de manera fulminante, cerca de cincuenta personas morirán en los enfrentamientos. La autonomía de Cataluña será suspendida, y la mayoría de los que han apoyado la sublevación son detenidos y encarcelados, entre ellos el propio Companys.

En la noche del 6 al 7 de octubre se proclamaría el Estado Catalán, pocas horas después las fuerzas en viadas por el gobierno de la República al mando del general Batet controlan nuevamente la situación. Aquí podemos ver fotografías tomadas en el Palau de la Generalitat que reflejan ambos momentos. (Haga clic sobre las imégenes para verla ampliada)

En Asturias es donde la huelga va a obtener una mayor dimensión, entre otras razones gracias al apoyo unánime de todas las fuerzas de izquierda, incluyendo a la CNT. A los pocos días toda la provincia, y algunas comarcas de las provincias vecinas, está en poder de los huelguistas, quienes han conseguido organizar un núcleo armado que aglutina a cerca de 30.000 hombres. El gobierno de la República se encuentra desbordado por la situación, desconfía de que un ejército de reclutas pueda restablecer el orden y decide recurrir a las fuerzas mercenarias del Ejército de África al mando del teniente Coronel Yagüe, las operaciones serán dirigida por el general López Ochoa. Tras días de intensos combates y de una brutal represión, los huelguistas, en su gran mayoría mineros, se rendirían el 18 de octubre tras pactar los términos de la rendición con el general López Ochoa.

El general López Ochoa (x) en el momento de entrar en Oviedo al frente de su columna el día 14 de octubre de 1934. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

La Revolución de Octubre fue un gran fracaso, que se saldo con centenares de muertos. Además para muchos, incluidos alguno de los principales protagonistas, fue un tremendo error político. Todavía hoy se sigue discutiendo de la trascendencia de aquel episodio en el desarrollo de los acontecimientos posteriores en la Historia de España. En la conferencia del próximo martes 28 se debatirá en profundidad sobre todos estos controvertidos aspectos. Una conferencia imprescindible para todos los interesados en el estudio de este periodo de la Historia de España.

LOS CONFERENCIANTES

Sandra Souto Kustrín: Es doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y científica titular en el Instituto de Historia del CSIC. Ha realizado numerosas estancias de investigación en centros de reconocido prestigió internacional, entre las que destaca su larga vinculación al Cañada Blanch Centre for Contemporary Spanish Studies de la London School of Economics and Political Science (LSE, Reino Unido). Autora de numerosos artículos y ponencias, ha publicado “Paso a la Juventud” y “¿Madrid?, ¿qué hace Madrid?”, un excepcional trabajo donde analiza pormenorizadamente los acontecimientos que tuvieron lugar en Madrid durante la huelga general revolucionaria en Octubre de 1934.


Luis Eugenio Togores Sánchez: es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid y ha sido decano de la facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación, y Vicerrector de Alumnos en la Universidad CEU San Pablo. En la actualidad es secretario académico del Instituto CEU de Estudios Históricos y director del Departamento de Humanidades de la Facultad de Humanidades y C. Comunicación. Ha escrito numerosos libros, muchos de ellos relacionados con este periodo histórico, entre ellos “Yagüe, el general falangista de Franco” en el que analiza la biografía de este militar, que tuvo un papel protagonista en los acontecimientos de Asturias de octubre de 1934. Togores también es autor de un buen número de artículos y ha participado en diversos congresos e impartido numerosas conferencias. Entre otras muchas actividades relacionadas con la Historia, fue coguionista y director de la serie de Telemadrid “Mitos al descubierto: 75 aniversario de la Guerra Civil Española”.

Presenta y modera Carlos Díez Hernando, Profesor de ESO y miembro de la Asociación GEFREMA.


LA CONFERENCIA

La conferencia tendrá lugar el próximo martes 28 de octubre de 2014 a las 19:00h. en el salón de actos del colegio Lourdes, C/ San Roberto 8 duplicado. La asistencia es libre hasta completar aforo.

COMO LLEGAR:

Colegio Lourdes
C/ San Roberto 8 Duplicado
Martes, 28 de Octubre de 2014 19:00 horas

Metro Casa de Campo (Líneas 5 y 10)

Autobuses: 25, 36, 39, 65



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lunes, 13 de octubre de 2014

CANTARRANAS


El viaducto de Cantarranas en una imagen tomada poco después de finalizarse su construcción. Al fondo distinguimos el edificio de la Facultad de Filosofía.

CANTARRANAS:
“SI HAY QUE SANEAR, SE SANEA”

Por Florentino Areneros.

En la película “el milagro de P. Tinto” de Javier Fesser aparece un singular personaje, un chapuzas de nombre Usillos, quien pronuncia una frase que se ha hecho ya legendaria en el mundo de construcción: “si hay que sanear, se sanea”. Una frase mítica que ha superado el mundo del ladrillo y la paleta, utilizándose en la actualidad por muchas personas en sus conversaciones cotidianas.

Dos imágenes actuales del viaducto de Cantarranas, tomadas antes y después de la “restauración” que se ha realizado. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

Hace tiempo en una crónica titulada “un cadáver en la Universitaria” (clic aquí para ir a la crónica), advertíamos del evidente deterioro que en algunas zonas presentaba el viaducto de Cantarranas, también conocido cuando fue construido como de los “Quince Ojos” por los quince arcos con los que esta obra de ingeniería salvaba el desnivel que el arroyo de Cantarranas había creado durante siglos en su camino hacia el Manzanares. Es muy difícil en la actualidad imaginar la belleza y elegancia de este viaducto, el profundo cortado por el que discurría el arroyo ha sido colmatado, el propio arroyo de Cantarranas es ya leyenda, domado y canalizado bajo tierra en algún colector. Los arcos han sido tapiados para crear habitáculos que ahora sirven de almacenes. Seguramente Eduardo Torroja, el ingeniero que lo diseño (clic aquí para ir a la crónica), nunca imaginó el destino que le esperaba al impresionante viaducto, el más espectacular y vistoso, junto con el ya también enterrado Viaducto del Aire, de todas las infraestructuras que se construyeron en la nueva Ciudad Universitaria de Madrid, un proyecto truncado por el golpe militar de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil.

En primer término podemos observar la impresionante silueta del Viaducto del Aire sobre el valle formado por el arroyo Cantarranas, y al fondo la elegante figura del Viaducto de Cantarranas. El primero ha desaparecido al ser enterrado totalmente, mientras que el segundo lo ha sido parcialmente y la mayoría de sus arcos han sido cegados, perdiendo completamente su fisonomía y diseño original. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

Además de su valor patrimonial y monumental, desgraciadamente ya perdido tras ser casi totalmente enterrado, el viaducto de Cantarranas tiene un indudable valor histórico. Al igual que muchos otros puntos de la Ciudad Universitaria el viaducto sería escenario de violentos combates en noviembre de 1936 durante la Batalla de Madrid. Cantarranas sería primera línea de fuego entre ambos bandos, hacia el lado del río Manzanares era territorio de las fuerzas franquistas, que ocupaban el cercano Palacio de la Moncloa, la Escuela de Arquitectura y la Casa de Velázquez. Por el lado del Viaducto que da hacia las facultades de Medicina, se extendía la tierra de nadie, un enorme descampado que hoy ocupan los campos de deportes de Cantarranas, la Facultad de Periodismo y el Edificio de Alumnos. Al otro lado del viaducto, junto a esta tierra de nadie se encontraba la Escuela de Ingenieros Agrónomos, también en poder de las tropas franquistas. Frente a Agrónomos, y solamente separados por los pocos metros de anchura de la Avenida Complutense, se encontraban las primeras posiciones republicanas en las facultades de Odontología, Medicina y Farmacia, así como el aspillerado muro de contención de la propia avenida, que todavía hoy podemos contemplar a la entrada de la Facultad de Periodismo. Las tropas republicanas también ocupaban la Facultad de Filosofía, al final de la Avenida Complutense, cerrando el círculo sobre ese terreno de nadie, en el que la imponente silueta del viaducto hacía las veces de singular pórtico.

Fotografía tomada durante la guerra desde las primeras líneas republicanas en la Facultad de Filosofía. En primer plano contemplamos el viaducto y la extensa zona de nadie que hoy ocupan los campos de deportes de Cantarranas, al fondo podemos distinguir la Escuela de Agrónomos (1), la Casa de Velázquez (2) y la Escuela de Arquitectura (3), todos ellos en poder de las fuerzas franquistas. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

Estas posiciones se mantuvieron desde los días de la Batalla de Madrid en noviembre de 1936 hasta el final de la contienda, constituyendo un frente activo durante todo este periodo. Pese al paso del tiempo, todavía hoy podemos contemplar las huellas de aquellos intensos combates. Son innumerables los impactos que se conservan en las fachadas de las facultades médicas, o en algunos edificios de Agrónomos no restaurados, así como en el citado muro de la Facultad de Periodismo o en la facultad de Filosofía. Y por supuesto en lo que no se ha enterrado del viaducto de Cantarranas, literalmente acribillado por los impactos de proyectiles y metralla, unas huellas que se han conservado hasta nuestros días, constituyendo un inigualable testimonio de lo que fue aquel periodo y a la vez, un vestigio histórico y arqueológico de indudable valor.

En los pilares y paredes del viaducto se podían contemplar infinidad de impactos de fusilería y metralla, testigos de los intensos combates que tuvieron lugar en este dispustado lugar. Tras la “restauración” a la que ha sido sometido el conjunto, todos estos impactos son ya historia. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)
Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Sin embargo parece que en España carecemos de interés por nuestra Historia, son innumerables las barbaridades que se han perpetrado contra el patrimonio de todos los españoles, muchas de ellas realizadas con el aplauso y complicidad de las propias autoridades que deberían velar por su conservación. A pocos metros del viaducto, se encontraba una pintada legendaria que sobrevivió milagrosamente al periodo franquista, pero que no pudo superar la mala baba de algún salvapatrias, de los que confunden patriotismo con llevar un lacito con la bandera en el retrovisor del coche, que ordenó borrarla con saña tras publicarse la noticia de su existencia en el diario El País, treinta años después de la muerte del dictador (clic aquí para ir a la crónica de La Pintada). Con estos antecedentes era de temer que tanto los vestigios que se conservan en Cantarranas, y mucho nos tememos que los del resto que todavía se pueden contemplar en otros puntos del campus, tenían los días contados.

En la imagen superior podemos ver una fotografía de Albert Louis Deschamps tomada a las pocas horas de entrar las tropas de Franco en Madrid. En la inferior vemos como ha quedado el mismo lugar en la actualidad. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

Y desgraciadamente así ha sido, como comentábamos al principio de esta crónica, el viaducto presentaba signos evidentes de deterioro que requerían una intervención. Sin embargo al igual que Usillos en El Milagro de P. Tinto, se ha vuelto a aplicar el inefable “si hay que sanear se sanea” y han dejado el viaducto “niquelado” como diría el propio Usillos, tanto que parece que lo inauguraron ayer. Por ahora solo se han “restaurado” los dos arcos por los que circulan los vehículos, y en el resto todavía se pueden apreciar las marcas de los impactos, con lo que todavía nos podemos sentir medianamente contentos, podía haber sido peor, pero no descartamos que en un futuro no muy lejano el Usillos de turno consume la tarea iniciada.

Dos fotografías del mismo punto del viaducto, la superior de Deschamps y la inferior de cómo se encontraba el mismo lugar cuando se iniciaron las tareas de restauración. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

No estaría de más encontrar un equilibrio entre lo que es el mantenimiento y lo que es la conservación de la identidad y la historia de nuestros monumentos. Hace tiempo leíamos con asombro como los del teatro romano de Sagunto habían sido recubiertas con placas de mármol, convirtiendo lo que eran ruinas en un proyecto que firmarían el propio Moneo o el mismísimo Calatrava. Aquella polémica remodelación acabó en el Tribunal Supremo, que ordenó desmontar los añadidos, algo que ya no se puede realizar. En Madrid, sin llegar a la dimensión del caso de Sagunto, tenemos otro caso curioso, como vimos en otra crónica el Palacio Real resultó seriamente dañado a causa de los impactos de la artillería franquista durante la Guerra Civil (clic aquí para ir a la crónica), el palacio sería restaurado, una decisión acertada, pero todavía con una mirada atenta podemos descubrir impactos de metralla en muchos puntos de las fachadas, que de ninguna forma afean o distorsionan la monumentalidad del conjunto, siendo además un vestigio histórico ligado a la propia historia del edificio, y constituyendo una curiosidad que puede ser un atractivo turístico más para todas las personas que lo visitan. Sin embargo y de manera inexplicable están siendo poco a poco tapadas, como si de un desconchón más producido por el tiempo se tratara.

Una panorámica del teatro romano de Sagunto tras la polémica restauración realizada en el mismo, en la que se han colocado losetas de mármol sobre los asientos originales de época romana. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)

Desgraciadamente en Madrid parece que existe un pacto no escrito de ocultar todo lo relacionado con la Guerra Civil, con nuestra Historia. Las actuaciones de las administraciones, tanto autonómicas como municipales, son escasas e insuficientes, no se percibe una voluntad decidida de conservar este importante patrimonio arqueológico e histórico, y darlo a conocer. Son muchas las fortificaciones que han desaparecido ante el imparable desarrollo inmobiliario y urbanístico, y llama la atención por ejemplo que un lugar como el Bunker del parque del Capricho permanezca cerrado al público, cuando podría ser un importante atractivo turístico como podemos comprobar en otros lugares como Almería, Cartagena o Alicante. Siento realmente envidia de otras capitales como París o Londres, donde se conservan y se muestran al público lugares relacionados con la II Guerra Mundial, y podemos encontrar por sus calles placas que nos recuerdan lo que ocurrió en aquellos lugares, o que nos explican que son esos desconchones que vemos en una fachada. No sé si se trata de ignorancia o de falta de voluntad, pero me temo que tardaremos mucho en ver algo similar en Madrid, si es que algún día llega. Mientras tanto, como hemos podido comprobar en Cantarranas, seguiremos fieles a nuestras tradiciones y al “si hay que sanear, se sanea”.

Florentino Areneros.

Dos imágenes de edificios en Londres, en los que se han respetado los impactos producidos como consecuencia de los bombardeos que sufrió la ciudad durante la II Guerra Mundial. Una inscripción junto a uno de ellos explica su origen y significado histórico. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada)