miércoles, 17 de enero de 2018

CAYETANO REDONDO ACEÑA

Cayetano Redondo Aceña, alcalde de Madrid durante los momentos más duros de la defensa de la ciudad, sería fusilado en 1940. Foto Piortiz www.madrid1936.es.(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

EL ALCALDE OLVIDADO:
CAYETANO REDONDO ACEÑA


Por Florentino Areneros.

La Historia de la Guerra Civil está llena de personas que pese al importante papel que desarrollaron durante la misma permanecen en el anonimato, y sus nombres, vidas y obra se pierden para siempre, o en el mejor de los casos permanecen en el recuerdo solamente de unos pocos.

Cuando se pregunta por los alcaldes de Madrid durante la guerra, es habitual que la respuesta se limite a dos nombres, o quizá a tres. Casi todo el mundo reconoce como alcalde al socialista Pedro Rico, quien ocupaba el cargo al producirse el golpe militar de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil, y que permanecería en el mismo hasta el 6 de noviembre de 1936. La noche de ese día, ante la amenaza de la ocupación de Madrid por las tropas franquistas, Pedro Rico al igual que el Gobierno y otros muchos, emprendió camino hacia la seguridad de la ciudad de Valencia. El vehículo en el que viajaba el alcalde, sería detenido en un control que tropas anarquistas tenían establecido en la carretera de Valencia a la altura de la localidad conquense de Tarancón. Tras identificar al alcalde, entre los miembros del control se establecieron dos tendencias, los que pretendían fusilarlo allí mismo por derrotista y por abandonar a los madrileños, y los que eran partidarios de que el Alcalde regresara a Madrid para compartir la suerte de los que defendían la ciudad. Finalmente se impusieron los segundos, y Pedro Rico fue obligado a regresar a Madrid esa misma noche, algo que haría con el miedo metido en el cuerpo. Tanto miedo debía tener, y ante la sospecha de estar señalado por su poco gallarda conducta, nada más llegar a Madrid lo que hizo el alcalde fue pedir refugio en la Embajada de México, donde permanecería algunas semanas antes de partir hacia el puerto de Alicante, y de allí en barco al exilio. Como curiosidad indicar que Pedro Rico salió de Madrid escondido en el maletero de un vehículo propiedad de un banderillero que había pertenecido a la cuadrilla de Juan Belmonte, de nombre Nili, quien tras la guerra acabaría regentando un restaurante en México. Conociendo la orondez del alcalde, no cabe duda de que el vehículo tenía que tener un gran y espacioso maletero. Pedro Rico nunca regresaría a España, fallecería en Francia en 1957.

Pedro Rico alcalde de Madrid hasta el 6 de noviembre de 1936, arenga a los milicianos del 5º Regimiento en el cuartel de Francos Rodríguez, al fondo podemos ver a Vittorio Vidali, comandante Carlos. Es fácil pedir sacrificios a otros, pero huir cuando el peligro le acecha a uno. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Otra de las personas que relacionamos inmediatamente con la alcaldía de Madrid, pese a los pocos días que permaneció en el cargo, es al anarquista Melchor Rodríguez, conocido también como el “Ángel Rojo”, gracias a su actuación como Delegado de Prisiones durante las sangrientas jornadas de noviembre de 1936, salvando la vida a varios centenares de presos sospechosos de colaborar con los sublevados, que estaban recluidos en cárceles madrileñas. Melchor Rodríguez al igual que muchos otros anarquistas, apoyaría el golpe del coronel Casado en marzo de 1939 que acabaría con el gobierno de Juan Negrín, acelerando el desastroso desenlace final de la Guerra Civil. Sería el propio coronel Segismundo Casado, antes de salir de Madrid en dirección a Levante y de allí al exilio, quien nombraría el 23 de marzo de 1939 a Melchor Rodríguez Alcalde de Madrid, en sustitución del anterior, Rafael Henche de la Plata, quien también había optado por el camino de Levante ante la inminencia del desenlace. La misión de Melchor Rodríguez era traspasar la alcaldía a los vencedores, y a los pocos días sería sustituido por Alberto Alcocer y Ribacoba, el primer alcalde franquista de la ciudad, quien ya había desempeñado el cargo durante la Dictadura de Primo de Rivera.

Melchor Rodríguez sería detenido y condenado a 20 años de prisión, pese a que en su juicio testificaron muchas personas a las que habría salvado y ayudado durante la contienda, entre ellas el general Muñoz Grandes, Valentín Galarza, o el propio Ramón Serrano-Suñer, cuñado de Franco, entre otros muchos. Melchor Rodríguez cumpliría cuatro años de prisión y sería puesto en libertad, aunque no abandonaría su actividad política, siendo detenido en diferentes ocasiones y visitando también la cárcel. A día de hoy la figura de Melchor Rodríguez sigue despertando controversia, para muchos encarna la figura de la persona comprometida con sus ideales, dispuesto a sacrificarse si fuera necesario por estos ideales antes de ejercer la violencia contra otras personas. Sin embargo para otros la labor de Melchor Rodríguez tendría sus sombras, y algunos le acusan de connivencia con la Quinta Columna madrileña, cuando no directamente de colaboración y apoyo a la misma, lo que le convertiría en un traidor a la causa republicana. Fallecería en Madrid en 1972, asistiendo a su entierro tanto compañeros anarquistas, como personalidades del régimen. Durante el sepelio el féretro estuvo cubierto por una bandera de la CNT, y en el mismo se entonaría el “a las barricadas”. Su tumba se puede visitar en el madrileño cementerio de San Justo.

Melchor Rodríguez y su equipo. Su chófer, Curro, el primero por la izquierda en
la fotografía de arriba y el segundo por la derecha en la de abajo. Fotografía cortesía de la Biblioteca Fantasma, ir al artículo completo haciendo clic aquí .(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)


La persona que ocuparía el cargo de alcalde de Madrid por más tiempo durante la Guerra Civil sería el socialista Rafael Henche de la Plata, militante socialista que sustituiría a Cayetano Redondo Aceña el 14 de abril de 1937, ocupando el cargo hasta el 23 de marzo de 1939 cuando sería sustituido por Melchor Rodríguez como ya hemos visto. Rafael Henche era de oficio panadero, desde muy joven desarrollaría una intensa actividad sindical que le llevaría a ocupar diferentes cargos de responsabilidad en el sindicato UGT. Fue elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid en las elecciones de abril de 1931, tras las cuales se proclamaría la II República. Participaría en la huelga revolucionaria de octubre de 1934 como miembro del Comité Revolucionario Provincial de Madrid, siendo posteriormente detenido y encarcelado. Al constituirse en abril de 1937 el nuevo ayuntamiento de Madrid fue designado Consejero en representación de la UGT, siendo elegido posteriormente Alcalde. Fue además presidente de la Diputación Provincial de Madrid y de la Federación Provincial Socialista. En marzo de 1939 abandonaría la ciudad camino de Alicante, donde trataría de embarcarse y salir de España, allí sería detenido en el puerto y conducido al campo de concentración de Albatera. Sería juzgado y condenado a muerte, aunque finalmente se le conmutó la pena por 30 años de reclusión, que cumpliría en el penal de El Dueso, hasta que obtuvo la libertad en octubre de 1945. Tras salir de prisión continuaría su actividad política en la clandestinidad. Fallecería en Madrid el 11 de septiembre de 1961, su tumba se puede visitar en el Cementerio Civil de Madrid.

Toma de posesión de la Alcaldía de Madrid de Rafael Henche de la Plata (centro) en abril de 1937. A la derecha podemos ver a Cayetano Redondo Aceña, alcalde saliente. Foto Archivo Rojo, Ministerio de Cultura. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Nos quedaría hablar de otra persona que ocupó el cargo durante unos pocos meses, coincidiendo su mandato con el periodo más dramático y difícil que seguramente haya tenido que vivir la ciudad de Madrid a lo largo de todos sus siglos de historia. Su nombre era Cayetano Redondo Aceña, quien ocuparía la alcaldía de Madrid entre noviembre de 1936, tras la huida de Pedro Rico, y abril de 1937, cuando sería sustituido por Rafael Henche de la Plata. Redondo Aceña sería el único alcalde de Madrid que acabaría sus días siendo fusilado en las tapias del cementerio de La Almudena, tras ser condenado por un tribunal franquista al finalizar la guerra.

Conocí la figura y la labor de Cayetano Redondo Aceña, gracias a nuestro añorado compañero de Gefrema Juan Antonio González Cárceles, a quien le unía una relación familiar de parentesco con el alcalde ejecutado. Gracias a González Cárceles y a su sensacional página www.madrid1936.es, muchos supimos de la existencia y de la labor de este alcalde olvidado. Pese al tiempo transcurrido desde el fallecimiento de nuestro compañero, todavía podemos disfrutar de aquel extraordinario trabajo que realizó en su página, una web que sería pionera en su momento, y que a día de hoy podemos seguir disfrutando de ella gracias al tesón de su familia, que se encarga de que la página permanezca en Internet (clic aquí para ir a la página www.madrid1936.es). También tenemos que agradecer el trabajo de José Antonio del Barrio, presidente de la Federación Española de Esperanto (esperanto.es), quien también dedicaría su esfuerzo a impedir que la figura de Cayetano Redondo Aceña, uno de los pioneros del esperantismo en España, cayera en el olvido (clic aquí para ir a la página de Tonio del barrio). Gran parte de lo que recogemos en este artículo se lo debemos al trabajo de Juan Antonio González Cárceles y el de José Antonio del Barrio.

Cayetano Redondo Aceña nacería el 7 de agosto de 1888 en la ciudad de Segovia, ni más ni menos que en el monumental Alcázar, donde su padre trabajaba como conserje. En el año de 1892 la familia se traslada a Madrid, su padre consigue una plaza de guardia urbano, mientras que su madre alterna sus labores domésticas con el trabajo en una portería de la calle San José nº2, junto a Huertas, donde toda la familia vive en un sótano oscuro y húmedo. Cayetano va a estudiar en las Escuelas Pías de San Fernando, en Lavapiés, donde algunos años más tarde también estudiaría Arturo Barea, pero pese a ser un buen estudiante, dadas las necesidades de la familia a los 14 años se va a tener que poner a trabajar al ser el hermano mayor.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Ingresa primero en una sastrería, y a los pocos meses su padre le encontró un puesto de “chico” en una imprenta. Trabajando ya como cajista, se convertiría en uno de los primeros alumnos de la escuela de Aprendices del Arte de Imprimir, que presidía Antonio García Quejido (1). Allí comienza a tomar conciencia política, en 1904 se afilia a las Juventudes Socialistas Madrileñas (JSM), y en 1905 ingresa en la Asociación del Arte de Imprimir. A partir de entonces empieza a asumir cargos de responsabilidad, en 1909 ingresa en el PSOE, y es elegido presidente de las JSM. En 1910 pasa a formar parte del Comité Nacional de la Federación de las Juventudes Socialistas de España, siendo elegido su presidente en 1925. En 1909 firmaría el manifiesto de la JSM contra la guerra de Marruecos, donde denunciaba la desigualdad que cometía la monarquía española mandando al matadero a los hijos de los pobres, mientras que los de los ricos podían evitarlo pagando 1500 pesetas.

Hay que destacar también su faceta como periodista, trabajando en diferentes publicaciones de carácter sindicalista, así como su etapa en El Socialista, cuya redacción e imprenta estaba en la calle Carranza 20, donde en 15 años desarrollaría diferentes tareas y ocuparía diversos cargos: redactor, redactor-jefe, subdirector y director. Redondo Aceña permanecería en El Socialista en los años más difíciles para este periódico que estuvo a punto de desaparecer tras las huelgas de 1917.

No podemos olvidar, pese al poco tiempo que pudo dedicar a su formación, el afán de aprender de Cayetano Redondo, incansable lector interesado en todos los temas del saber. Lo que le convertiría también en un destacado esperantista, como otros muchos personajes que tendrían relación con los ideales republicanos, como recoge en su página José Antonio del Barrio (clic aquí para ir a su página).

En lo personal, Cayetano Redondo Aceña había contraído matrimonio en 1913 con Asunción Martín Tapia, con la que tendría cuatro hijos: Francisco, Mariano, José y Julia. Viviría junto a su familia en el Paseo de la Dirección 25, en una vivienda que posteriormente ocuparía Wenceslao Carrillo y su familia, para trasladarse posteriormente a Gonzálo de Córdoba 14 en Chamberí, que sería su domicilio hasta su muerte.

Retrato de boda de Cayetano Redondo y Asunción Martín en 1913. Foto www.madrid1936.es.(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

En Abril de 1931 es elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid por el distrito de Chamberí, junto a Niceto Alcalá Zamora y Fernando Coca, en las elecciones que precipitarían la llegada de la II República. Constituida la nueva corporación es designado Teniente de Alcalde en el distrito de Universidad. Posteriormente sería elegido diputado a Cortes por su Segovia natal en las elecciones Constituyentes celebradas el 28 de junio de ese mismo año.

Página del diario Ahora donde aparecen parte de los candidatos a concejales del Ayuntamiento de Madrid en las elecciones de Abril de 1931. En la 5 fila aparece Cayetano Redondo Aceña, que se presentaba por el distrito de Chamberí. A su lado podemos distinguir a Niceto Alcalá Zamora, quien también se presentaba a estas elecciones y acabaría siendo el primer Presidente de la II República. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Continuaría desarrollando su actividad política y periodística hasta que se produjo el golpe militar de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil. En noviembre, tras la fuga de Pedro Rico a una embajada, es elegido alcalde con el voto unánime del resto de concejales del Ayuntamiento de Madrid. Desde ese momento Cayetano Redondo Aceña va a tener que afrontar los que tal vez hayan sido los días más dramáticos de Madrid a lo largo de toda su historia. A los sangrientos combates que se están produciendo en la ciudad, hay que añadir los terribles bombardeos indiscriminados de la aviación sobre la ciudad, la primera vez que una gran ciudad del mundo sufría este tipo de letales ataques, por si fuera poco acompañados de la acción de la artillería. Algunas noches la ciudad estaba iluminada por los incendios, que los abnegados bomberos del Ayuntamiento no conseguían dominar.

A todo ello habría que sumar la tragedia humanitaria que se vivía en la ciudad, a la que habían llegado miles de refugiados, mientras otros miles de madrileños habían sido evacuados de sus casas por las proximidad a la zona de combate, alojar a tanta población se convirtió en un serio problema. A todo ello habría que añadir la dificultad de abastecimiento de esta población cercana al millón de habitantes, un problema que se acrecentaría tras las batallas de Jarama y Guadalajara, cuando el aislamiento de la ciudad fue casi total. Una población a la que también había que dar asistencia médica y hospitalaria.

El alcalde Cayetano Redondo Aceña en su despacho, probablemente en el Palacio de Amboage en la calle Juan Bravo, sede del Ayuntamiento durante la contienda y actual embajada de Italia. Foto Archivo Rojo, Ministerio de Cultura. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Sin olvidar otras labores propias del Ayuntamiento, cuya prestación se hacía más meritoria ante aquella dramática situación. Entre estas labores destacar la del cuerpo de bomberos municipal, cuyo trabajo durante este periodo merecería un capítulo aparte, sin olvidar otras, tal vez con menos carga épica pero no por ello menos importantes, como el mantenimiento del suministro de agua y electricidad, superando los daños causados por los combates y los bombardeos en las infraestructuras. Y hay que hacer también una mención especial a los servicios funerarios del ayuntamiento, la tarea más ingrata y triste de todas, que en esos días se vieron obligados a desarrollar una intenso esfuerzo, muchas veces al límite de sus posibilidades y capacidad. El propio Cayetano Redondo Aceña necesitaría de estos servicios cuando en noviembre de 1936 tuvo que enterrar a su hijo mayor, Francisco Redondo Martín, sargento con el coronel Mangada, quien moriría “acribillado a balazos” luchando en el Puente de los Franceses el 13 de noviembre de ese año , solo dos días después de ser proclamado alcalde.

Cayetano Redondo Aceña junto a un delegado de la Cruz Roja y a su hijo Mariano (izquierda). Su hijo mayor Francisco fallecería en los combates de noviembre de 1936 defendiendo el Puente de los Franceses. Foto www.madrid1936.es.(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pese a que su nombre permanezca en el olvido, hay que reconocer el enorme mérito de la labor de Cayetano Redondo Aceña al frente de la alcaldía de Madrid durante aquel dramático periodo, un esfuerzo que sin ninguna duda contribuyó de manera destacada a que Madrid resistiera en aquellas trágicas circunstancias. En abril de 1937 el Gobierno, que se había trasladado a Valencia cuando la caída de la ciudad parecía inminente, decide disolver la Junta de Defensa de Madrid, tal vez temerosos de la popularidad y prestigio que la JDM había adquirido entre los madrileños, y desconocemos si por la misma razón, se iba a producir un cambio en la Alcaldía de Madrid, y Cayetano Redondo, pese a su destacada y meritoria labor al frente del consistorio, iba a ser sustituido por su compañero de partido Rafael Henche de la Plata el 23 de abril de 1937.

El nuevo alcalde de Madrid Rafael Henche de la Plata, regala un botijo con el escudo de Madrid a Jaume Miratvilles, Delegado de Propaganda de la Generalitat de Catalunya. Foto Archivo Rojo, Ministerio de Cultura. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Posteriormente Cayetano Redondo Aceña, pasaría a la Diputación Provincial de Madrid y más tarde marcharía a Barcelona siguiendo indicaciones de su partido para desempeñar diferentes tareas, entre ellas lanzar una edición de El Socialista en la Ciudad Condal y dinamizar la imagen del partido en la ciudad ante el empuje que comenzaba a adquirir el PSUC. El carácter “moderado” de Redondo, parece que no acaba de encajar en la dirección del partido, y el 1 de abril de 1938, sin haberlo solicitado según declaraba el propio Cayetano Redondo en el interrogatorio tras su encarcelamiento(2), es nombrado Comisario del IX Cuerpo de Ejército del EPR, a propuesta de la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista.

El IX Cuerpo de Ejército cubría parte del frente entre las provincias de Córdoba y Jaén, y durante el periodo en el que Redondo Aceña ejerció de comisario, esta unidad no participó en ninguna acción ni en combates. La labor de Cayetano Redondo se centró principalmente en la creación de lo que denominó el “Hogar del Combatiente” de Jaén, un espacio destinado a coger a los soldados que regresaban del frente y proporcionarles una serie de servicios y comodidades, de las que carecían en primera línea. En noviembre de 1938, se publicaba un reportaje sobre el Hogar del Combatiente, que pueden leer haciendo clic aquí..

El 28 de marzo de 1939 los frentes se desmoronan, pero Cayetano Redondo permanece en Jaén. Retomamos parte de su declaración (2) donde indica la “forma en que se entregó a las autoridades”: «Desde las 5 de la tarde del 28 de marzo de 1939 conviví en Jaén con las autoridades del generalísimo Franco, intervine en una emisión radiada a las diez de la noche, exhortando a las fuerzas militares del Ejército Rojo a que se rindieran ordenadamente en los sitios determinados. Recomendé a la población disciplina y respeto a las nuevas autoridades para “lograr por el esfuerzo de todos, la reconstrucción de España”»(2). Siguiendo con su testimonio el día siguiente, 29 de marzo, solicita permiso para desplazarse a Baza, donde se encuentra su familia, y allí se presentó a disposición de la Comandancia Militar, desde donde sería trasladado al convento de Santa Úrsula en Jaén reconvertido en prisión.

La maquinaria judicial y represiva franquista va a descargar todo su peso sobre Cayetano Redondo Aceña. En su desesperado intento de defensa, presenta el testimonio de varios testigos a los que manifiesta haber ayudado durante la guerra salvándoles la vida, incluyendo el de un sacerdote al poco de producirse el golpe de julio de 1936: «En los primeros días del Movimiento tuve también la satisfacción de salvar la vida a un sacerdote, que viéndose perseguido en la calle de Alberto Aguilera se refugió en mi despacho de la Tenencia de Alcaldía del distrito de la Universidad, donde se despojó de sus hábitos, y a quien facilité ropa de paisano para que pudiera instalarse en lugar seguro»(2).

La Tenencia de Alcaldía del distrito de Universidad, ubicada en la calle Alberto Aguilera esquina a Vallehermoso, donde Cayetano Redondo tenía su despacho al producirse el golpe militar de julio de 1936. Fotografía Alfonso Archivo General de la Administración. Colección Anmogon, cortesía de Andrés Molina González. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pero esta declaración efectuada por Cayetano Redondo Aceña fechada en Jaén el 7 de septiembre de 1939, ni los testimonios por escrito y los interrogatorios de personas de demostrada militancia derechista señaladas por el propio Cayetano como testigos y que declaran a su favor, incluido un secretario del Ayuntamiento de Madrid, consiguen aplacar la dureza de las acusaciones. Trasladado a Madrid e ingresado en la prisión de Torrijos, el juicio se celebra en abril de 1940, los cargos son contundentes: «…de antigua y destacada filiación socialista, fue diputado a Cortes en las llamadas Constituyentes, y al iniciarse el Alzamiento Nacional Teniente de Alcalde del distrito de la Universidad de esta plaza, siendo designado el día 7 de noviembre de 1936 Alcalde de Madrid cuyo cargo le fue conferido por la confianza y reputación de hombre de acción dada la situación delicada de la plaza de Madrid ante el victorioso avance nacional, actuando como alcalde hasta abril de 1937 asistiendo como tal a las sesiones de la llamada “Junta de Defensa” en la que se tomaron toda clase de acuerdos incluso la evacuación y asesinatos de los detenidos en las prisiones, siendo designado a mediados de noviembre de 1938 comisario del cuerpo de ejército nº9 actuando de conformidad con el siniestro cargo de “importación rusa” cuyas atribuciones son de sobra conocidas y abarcando incluso funciones de aprobación de los condenados a la última pena en el simulacro de juicio que se hacía en los llamados tribunales rojos…»(2). En otro apartado del procedimiento podemos leer el informe que realiza en Jaén la “Comisaría de Investigación y vigilancia de esta Capital”: «CAYETANO REDONDO OACAÑA(sic), vino a esta, procedente de Madrid, en mayo del 37, en cuya capital desarrolló las funciones de Alcalde por cese de Pedro Rico. Como comisario del IX Cuerpo de Ejército, estuvo completamente identificado con el jefe del mismo Menoyo, con Peris, y hasta con el Jefe del S.I.M. López Quero, teniendo a su cargo la aprobación de las penas de muerte a las que eran condenados los individuos pertenecientes al expresado Cuerpo de Ejército. Fue fundador del Hogar del Soldado y un gran propagandista de las ideas marxistas, atacando furiosamente al fascismo y excitando continuamente a la resistencia y lucha en los frentes. Tuvo tres hijos voluntarios: dos aviadores y el otro teniente de Carabineros; jactándose de las hazañas de los mismos. Pertenecía al Partido Socialista desde antes de iniciarse el Glorioso Alzamiento»(2). Y en otro informe emitido en Jaén podemos leer «…resulta que el mismo pertenecía al partido socialista, muy avanzado propagandista y peligroso; se dedicaba a hacer colectas para el Socorro Rojo Internacional; cedió a un hijo que era teniente de carabineros, como mecanógrafo para el proceso de las personas de orden del complot de Ubeda. Era acaparador de víveres para repartirlos entre sus correligionarios; un día en la cárcel de Jaén dio una conferencia a favor del ejército Rojo, maldiciendo al Generalísimo Franco, así como a todos los fascistas; el día 28 de marzo víspera de la entrada de las fuerzas nacionales a esta Capital, habló por radio, queriendo justificar el por qué había estallado la guerra; se dice que este sujeto sustituyó una vez estallado el Glorioso Movimiento Nacional a Pedro Rico en la Alcaldía de Madrid»(2).

El día 15 de Abril se emite la sentencia de un tribunal presidido por el teniente coronel Jacinto Ortiz, contando como vocales con el teniente Rufino Colomo, el alférez Manuel P. Povedano y el alférez Pedro R, Vara, como vocal ponente actuó Cesar L. Periconi. La sentencia es la máxima posible: «FALLAMOS que debemos condenar y condenamos al procesado CAYETANO REDONDO ACEÑA como autor de un delito de ADHESIÓN a la rebelión a la pena de MUERTE accesorias correspondientes para el caso de indulto»(2). Solamente quedaba una esperanza, que el “Generalísimo” no firmara la condena y la pena fuera sustituida por otra, pero nuevamente en esta ocasión como en tantas otras a Franco no le temblaría el pulso: « SU EXCELENCIA, a quien le ha sido noticiada la parte dispositiva de la sentencia que pronunció el Consejo de Guerra celebrado en esta Plaza, para ver y fallar el procedimiento nº 59414, seguido contra CAYETANO REDONDO ACEÑA, se da por enterado de la pena impuesta»(2), el escrito está fechado el 14 de mayo.

Cayetano Redondo Aceña pasaría su última noche en la madrileña prisión de Torrijos, un convento reconvertido en cárcel por el que pasarían cientos de prisioneros, muchos de ellos serían fusilados, entre ellos el poeta Miguel Hernández. A día de hoy esta placa recuerda que allí Hernández compuso las “Nanas de la cebolla”, pero no hay ninguna referencia a la cárcel, como si el poeta hubiera pasado casualmente por allí. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

La sentencia le sería comunicada a Cayetano Redondo Aceña, y la noche antes de ser fusilado, escribiría una emotiva carta a su familia, en la que les pide que no guarden odio ni rencor a nadie, que reproducimos íntegramente a continuación:

«En la Prisión de Torrijos de Madrid, a las once de la noche del 20 de Mayo de 1940.

Queridísima esposa mía: A las nueve de la noche de hoy, lunes día 20 de Mayo de 1940, me comunican en esta Prisión de Torrijos que se aproximan las horas finales de mi vida. Estoy tan tranquilo como siempre, en cuanto a mi conciencia de que he procurado no causar daño a nadie y hacer todo el bien que he podido. Me tortura un dolor profundo, que es el de dejaros, a ti, valerosa y sufrida compañera de mi vida; a mi hija del alma Julita, a mis hijos Pepito y Mariano. Todos los minutos que me quedan los dedico con el pensamiento a vosotros y a mis hermanos y a sus esposas, a Micaela a Concha y a Benita, y a todos vosotros, y a mis buenos amigos Hoyos y Vicente.

Pronto os reuniréis todos en vida familiar y a ti, Asunción, te pido que tengas fortaleza de espíritu para ser la madre amantísima que fuiste siempre y la buena hermana de mis hermanos y de los tuyos.

Moriré dando un beso al retrato de Julita para que ella os lo dé a todos vosotros, a Mariano y a Pepe mis hijos adorados, cuando pueda, y a mis sobrinitos y os recomiendo que seáis valerosos en la adversidad, que viváis muy unidos y que penséis que mi alma, como la de mi inolvidable hijo Paquito, estará siempre a vuestro lado y os pedirá, como yo os lo pido ahora, que no guardéis odio ni rencor a nadie, que trabajéis para que Julita se eduque bien y sea feliz con todos vosotros, que así lo deseo y lo pienso yo también, y con ello soy feliz.

No os dejo más que mi pobreza, que es consecuencia de mi vida de trabajador honrado. Saludad a mis amigos, Don Mariano Berdejo; a Don Aurelio Regúlez manifestadle toda mi gratitud y dadle a leer esta última carta mía, con la súplica que os ayude si es posible facilitándoos trabajo para que podáis vivir decorosamente. Siento no poder abrazar a Don Aurelio y a los demás amigos.

A mis hermanos Mariano y Julián les pido con todo el corazón que sigan queriendo a Julita como sé que la quieren, y que la ayuden, si les es posible, para que puedan vivir como merece, en unión de ti mi queridísima Asunción, de nuestros hijos y de todos vosotros.

Cuídate mucho Asunción; se fuerte para que podáis volver a la vida de nuestro hogar en el que fuimos felices y sufrimos junto a nuestros hijos.

Nada más. Todo mi cariño, toda mi alma queda entre vosotros y os acompañará a lo largo de vuestra vida.

Adiós. Hasta siempre. Vuestro padre y esposo

Cayetano Redondo (Rubricado)

Afuera, por detrás en el doblez dice:
A mi esposa Asunción Martín Tapia y a mi hija Julita Redondo Martín.
Para entregar a mis hijos o a mis hermanos Julián o Mariano Redondo».



En el amanecer del día siguiente, el teniente médico asimilado D. Luis García Martínez con destino en la Jefatura de la Dirección General de Transportes Parques y talleres de Automovilismo: «CERTIFICO: que Cayetano Redondo Aceña de 51 años de edad natural de Segovia y vecino de Madrid ha fallecido a consecuencia de fusilamiento, a cuya pena fue condenado en virtud de la causa 59414 de Madrid.

Y para que conste en virtud de orden del Ilmo. Sr. Auditor de Guerra y mandato del Jefe de Sanidad Militar de la Plaza, expido el presente en Madrid a veintiuno de mayo de mil novecientos cuarenta»
(2).

Cayetano redondo Aceña sería enterrado en una fosa común en el cementerio de la Almudena, en cuyas tapias había sido fusilado. Posteriormente su cuerpo sería enterrado junto a los restos de José Gómez Osorio, último Gobernador republicano de Madrid, quien había sido fusilado unos meses antes, concretamente el 24 de febrero de 1940. A día de hoy la tumba de ambos se encuentra situada a escasos metros del lugar donde se encuentra la placa y el lugar de recuerdo y homenaje a las Trece Rosas. En la misma zona del cementerio, junto a la tumba de Cayetano, se encuentran las sepulturas de al menos 58 personas que corrieron su misma suerte, y cuyas familias consiguieron rescatar sus cuerpos para darles digna sepultura, algo que no pudieron hacer los familiares de los centenares de presos que fueron ejecutados en este cementerio, y cuyos restos fueron enterrados en fosas comunes, y a día de hoy nadie sabe dónde se encuentran.

En 2006 el Ayuntamiento de Madrid gobernado por el Partido Popular pondría el nombre de Alcalde Redondo Aceña a una calle del nuevo barrio de Sanchinarro en las afueras de la ciudad. Se trata de una calle pequeña que en gran parte está todavía por urbanizar.

La calle dedicada a Cayetano Redondo Aceña en el barrio de Sanchinarro en las afueras de Madrid. Foto Google Maps. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Junto a la calle dedicada a Redondo Aceña, encontramos otras dedicadas también a personas que ocuparon la alcaldía de la ciudad durante el periodo republicano. Perpendicular a ella, se encuentra la calle Alcalde Henche de la Plata, quien ya hemos visto ocupó la alcaldía entre abril de 1937 y marzo de 1939.

Paralela a Alcalde Redondo Aceña se encuentra la calle Alcalde Álvarez de Villaamil. Tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934, los ayuntamientos democráticos fueron suspendidos, y del Ayuntamiento de Madrid se haría cargo una gestora con el político del Partido Radical de Alejandro Lerroux, Rafael Salazar Alonso al frente de la misma, desempeñando funciones de alcalde. Salazar Alonso se vería implicado en el escándalo del “Estraperlo” (clic aquí para ir a la crónica) y se vería obligado a dimitir en octubre de 1935, sustituyéndole al frente de la corporación Álvarez de Villaamil, quien ocuparía el cargo hasta febrero de 1936, cuando tras las victoria del frente Popular, se restablecieron los ayuntamientos democráticos y Pedro Rico ocupó nuevamente el cargo. Existe una calle Rafael Salazar Alonso perpendicular a Doctor Esquerdo, suponemos que se trate del político del Partido Radical.

Junto a estas calles encontramos otras dos con nombres de alcaldes madrileños. Una dedicada al alcalde Aristizabal Manchón, quien ocupó la alcaldía entre diciembre de 1927 y febrero de 1930, accediendo al cargo durante la dictadura de Primo de Rivera, abandonando la alcaldía a los pocos días de la dimisión del general Primo de Rivera. También encontramos la calle Alcalde Conde de Mirasol, dedicada a Rafael Carlos Gordon Arístegui, conde de Mirasol, quien ocuparía efímeramente el cargo entre el 1 de diciembre de 1927, en sustitución del destituido Manuel Semprúm y Pombo, y el 20 de diciembre de 1927, solamente 19 días, que se haría cargo de la alcaldía José María de Aristizabal Manchón, citado anteriormente.

No son las únicas calles en el nuevo barrio dedicadas a alcaldes, también las encontramos recordando a alcaldes del periodo franquista. Como es el caso de la gran rotonda central del barrio, la Plaza del Alcalde Moreno Torres, dedicada a la memoria de José Moreno Torres, Conde de Santa Marta de Babío, que ocupó la alcaldía de Madrid entre marzo de 1946 y junio de 1952, cuando sería sustituido por José Finat y Escrivá de Romaní, Conde de Mayalde.

José Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde, fotografiado en 1941 cuando desempeñaba el cargo de embajador en Berlín. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El Conde de Mayalde también tiene su calle en Sanchinarro, pero no es una calle cualquiera, es la principal del barrio, una gran avenida de tres carriles en cada sentido que vertebra el nuevo barrio de norte a sur. Suponemos que a la hora de buscar un nombre para esta avenida se tendrían en cuenta los méritos contraídos por la persona receptora de este honor, y que entre esos méritos estaba el hecho de haber ocupado, tras designación directa de Franco, la alcaldía de Madrid entre junio de 1952 y febrero de 1965. Pero José Finat y Escrivá de Romaní tiene una biografía mucho más extensa, que debería haberse tenido en cuenta por las autoridades municipales del Partido Popular antes de dar nombre a la calle.

José Finat y Escrivá de Romaní fue elegido diputado por la CEDA en las elecciones de 1936, aunque sentía gran simpatía por la Falange, ya que era amigo personal de José Antonio Primo de Rivera, a quien visitaría en la prisión de Alicante pocos días de producirse el golpe de julio de 1936, y le entregaría en su celda dos pistolas. Después participaría activamente en los preparativos de golpe, ejerciendo de enlace entre su amigo Serrano Suñer y el general Mola en Pamplona. Una vez se produce el golpe, se une al ejército sublevado. Finalizada la guerra, ya con el Conde de Mayalde metido de lleno en la cúpula de Falange, comienza su etapa como uno de los principales pilares de la represión del régimen franquista. En septiembre de 1939 se hace cargo de la temible Dirección General de Seguridad, destacando entre sus “logros” la creación de la Brigada Político-Social, cargos que compaginaba con el de Delegado Nacional de Información e Investigación, el servicio de inteligencia de Falange, una policía en la sombra encargada de investigar y delatar a cualquier persona a lo largo de todo el territorio. Sería muy difícil de calcular el número total de españoles que tuvieron que sufrir la acción represora del conde en su etapa al frente de estas organizaciones represivas, seguramente el periodo más duro y cruel de la represión franquista.

El conde de Mayalde ejercería de anfitrión de Heinrich Himmler durante la visita de este a España en 1940. En la imagen vemos al conde junto a Himmler fotografiados en San Sebastián, a la izquierda, destacando por su estatura, el entonces embajador de Alemania en España Eberhard von Stohrer. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pero también destacaría como un destacado admirador de la Alemania de Hitler y del partido nazi. En 1940 viaja a Berlín, donde se siente fascinado por la organización y funcionamiento de los cuerpos de seguridad del Tercer Reich, en particular las Schutzstaffel, las temidas SS, dirigidas por Heinrich Himmler con quien el conde de Mayalde acabaría teniendo una fluida relación. También se relacionaría con Reinhard Heydrich, el jefe de la Reichssicherheitshauptamt (RSHA), que incluía también a la temible Gestapo. Heydrich fue uno de los principales organizadores del Holocausto, así como el principal responsable de la represión nazi en la Europa ocupada. Fruto de esta relación, la Gestapo entregaría a las autoridades franquistas a diferentes personas detenidas en la Europa ocupada, entre ellas el socialista Julian Zugazagoitia o el Presidente de la Generalitat Lluis Companys, ambos serían posteriormente fusilados en España, durante el periodo en el que Finat de Romaní dirigía las estructuras represivas del régimen. El conde de Mayalde ejercería de anfitrión y organizador de la visita que Himmler realizó a España en 1940. También sería el creador del “Archivo Judaico”, un registro donde aparecían todos los judíos residentes en España que fue puesto a disposición de las autoridades nazis.

El director general de seguridad, José Finat, en la Estación Anhalt de Berlín. Aparecen en la fotografía: Reinhard Heydrich: Jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich. Kurt Daluege, general y jefe de la Ordnungspolizei. Karl Wolff: SS-Gruppenführer. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Posteriormente sería nombrado embajador de España en Berlín, gracias a sus simpatías hacia el régimen nazi y a su estrecha amistad con Serrano Suñer, quien por aquel entonces ocupaba la cartera de exteriores. Su llegada a Alemania coincidiría con el despliegue de la División Azul en el frente ruso. La caída en suerte de Serrano Suñer, le supondría abandonar la embajada a finales de 1942. Desaparecería de la actividad pública hasta junio de 1952, cuando sería nombrado alcalde de Madrid.

Dentro de su biografía también podemos destacar algunos hechos singulares. En 1964, mientras ocupaba la alcaldía de Madrid, estaba prevista la visita a la capital española, dentro de lo que podríamos denominar como aperturismo del régimen, del alcalde de Berlín: Willy Brandt. El alemán había sufrido la persecución nazi, incluso estuvo en España durante la Guerra Civil en apoyo a la República, cuando se enteró de quien iba a recibirle en Madrid y de su pasado, suspendió inmediatamente el viaje. Otro de los episodios por lo que sería recordado fue su participación en la brutal paliza que propició junto con otros dos falangistas al cantante Miguel Molina, “por rojo y por maricón”.

El conde de Mayalde en 1954, ya ejerciendo de alcalde de Madrid, fotografiado en un acto de homenaje a la División Azul celebrado en el Ayuntamiento de Madrid. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Con esta biografía, sería imposible pensar que en pleno Siglo XXI, en alguna capital europea de nuestro entorno (Alemania, Francia, Reino Unido,…), se concediera el nombre de esta persona a una nueva calle de la ciudad, algo que supone un reconocimiento y agradecimiento público a la trayectoria de esa persona. sin embargo esto ha ocurrido en la capital de España hace unos pocos años con el Partido Popular al frente de la alcaldía de Madrid. Es difícil de encontrar una explicación a esta diferente sensibilidad. En Europa estas cuestiones no es un problema de visión de izquierdas o de derechas, tal vez la razón se encuentre en que la derecha europea combatió al fascismo, nadie puede poner en duda el antifascismo de Charles De Gaulle, Winston Churchill o Konrad Adenauer, políticos conservadores de derechas, sin embargo la derecha tradicional española no se enfrentó al fascismo, de alguna manera parte de ella es heredera del franquismo, o una evolución a partir de este. Seguramente este lastre histórico, impida a muchos políticos españoles tener la misma sensibilidad ante estas cuestiones que tienen los partidos de las derechas democráticas europeas que si se enfrentaron al fascismo.

La avenida Conde de Mayalde será una de las que el nuevo consistorio madrileño cambie de nombre en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, y pasará a llamarse General Emilio Herrera, en recuerdo del militar, ingeniero y científico español, que llegó a ser Presidente de la República en el exilio.

Que sirva este artículo como recuerdo y homenaje a la figura de Cayetano Redondo Aceña, el alcalde olvidado, el único alcalde en toda la larga historia de Madrid que acabaría sus días frente a un pelotón de fusilamiento.

Florentino Areneros


(1) Antonio García Quejido era tipógrafo. Fue uno de los fundadores junto a Pablo Iglesias del PSOE en 1879, y en 1888 participaría también en la fundación de la UGT, de la que sería primer presidente. Al triunfar la Revolución Rusa de 1917 pide que el PSOE se una a la III Internacional. En 1921 se produce una escisión en el partido, y junto a otros compañeros crea el PCOE (Partido Comunista Obrero Español), germen del PCE del que García Quejido sería también su primer secretario general.
(2) Sumario 59414. Procedimientos judiciales incoados por la justicia militar a raíz de la Guerra Civil y durante la etapa franquista bajo responsabilidad del Tribunal Militar Territorial 1º. Archivo General e Histórico de Defensa. Ministerio de Defensa.